Separados por una nutrida barrera policial, miles de detractores y simpatizantes de la presidenta Park Geun-hye, supuestamente implicada en el escándalo de corrupción de la llamada "Rasputina", inundaron los extremos norte y sur de la avenida Sejong en la capital surcoreana, respectivamente, como ha sido habitual en las últimas semanas.

Aunque hasta el momento de publicar esta nota no se habían producido episodios de violencia destacables ante el enorme despliegue policial, se esperaba que la hostilidad entre los dos bandos, que tienen previsto marchar hasta la oficina presidencial por rutas separadas, se agudice este sábado (4.03.2017) ante la inminente decisión sobre el destino de Park.

Varios manifestantes, especialmente los favorables a la presidenta, trataron de acercarse a la barricada policial increpando al bando opuesto antes de ser interceptados por agentes desplegados (se estima que hoy hay más de 16.000) y obligados a dar media vuelta.

¿Nuevas elecciones presidenciales?

Aunque aún no hay fecha concreta, se espera que el Tribunal Constitucional se pronuncie definitivamente sobre la destitución de la presidenta -aprobada por la Asamblea Nacional (Parlamento) el 9 de diciembre de 2016- a finales de la próxima semana. En caso de que la corte ratifique la decisión, el país deberá celebrar elecciones presidenciales en un plazo inferior a 60 días.

El grupo contrario a la presidenta adoptó como lema para la concentración de hoy "Marcha por un futuro sin Park". Mientras, los correligionarios de Park, más madrugadores y agresivos en su tono, portaron enseñas nacionales, y entonaron el "aegukga" (himno nacional surcoreano) y canciones militares de la era del dictador Park Chung-hee, padre de la mandataria que gobernó de 1961 a 1979.

"Vinimos a defender a nuestra presidenta y nuestro país de Corea del Norte. Si perdemos la batalla contra los otros, quedaremos en una situación muy peligrosa", explicó un defensor de Park, quien dijo estar convencido de que la llegada de un Gobierno liberal acercaría al país a un intento de unificación "desastroso".

La fiscalía del país asiático considera a Park cómplice en el caso "Rasputina", apodo que recibe su amiga íntima Choi Soon-sil. Choi, de 60 años, está acusada, entre otros cargos, de aprovechar su amistad con Park para intervenir en asuntos de Estado pese a no ostentar ningún cargo público, y de articular una trama para extorsionar a empresas y lograr que donaran grandes sumas de dinero a varias fundaciones para apropiarse parte de los fondos.

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