México superó los 200.000 fallecidos por COVID-19 pese a completar nueve semanas con cifras a la baja, una tendencia que sin embargo no disipa el temor a una nueva ola de contagios.

"Son 200.211 las personas que lamentablemente han fallecido a causa de las complicaciones de la enfermedad", informó la noche del jueves José Luis Alomía, director de epidemiología de la Secretaría de Salud.

En las últimas 24 horas se registraron 584 nuevas defunciones. Hugo López-Gatell, vocero de la estrategia contra el coronavirus, atribuyó el alto número de decesos a que México ha tenido que enfrentar la pandemia con un sistema de salud público deteriorado por la "corrupción" sufrida durante años.

Además, de las personas que fallecieron el 87% tenía "al menos una enfermedad crónica" que agravó su cuadro clínico, añadió López-Gatell. México, de 126 millones de habitantes, es el tercer país más enlutado por la pandemia en números absolutos después de Estados Unidos y Brasil.

Su tasa de letalidad es la decimoséptima por 100.000 personas, mientras que los contagios superan los 2,2 millones. Lejos quedaron las previsiones del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, que de un estimado inicial de 8.000 decesos pasó a 35.000 y luego a 60.000 en un escenario "catastrófico".

"Imaginé que iba a ser peor de lo que estaban suponiendo(...), pero resultó mucho más letal", dijo a la AFP Alejandro Macías, epidemiólogo que en 2009 dirigió la estrategia contra el virus H1N1.

Tercera ola

Según las autoridades, México acumula nueve semanas con la curva en descenso, tras la pesadilla vivida en enero cuando se rompieron los récords de fallecidos e infecciones, y los hospitales, sobre todo de la capital y su zona metropolitana, se desbordaron.

"Estamos en una relativa calma (...), en los hospitales ya hay más camas disponibles, se encuentra oxígeno porque ya no hay esas reuniones y fiestas" de fin de año, explica Macías. López-Gatell, advierte sobre el riesgo de una nueva ola de contagios cuando millones de mexicanos se preparan para las vacaciones de Semana Santa.

"No existe ninguna certeza, ni en México ni en el mundo, de que una curva epidémica irá descendiendo progresivamente", asegura el funcionario. Macías tampoco descarta un repunte tras el asueto, si bien las ceremonias religiosas están restringidas.

 

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