AFP

Miles de brasileños marchaban este domingo para protestar contra la corrupción política y en apoyo a los investigadores del emblemático caso Petrobras, en momentos en que el país vive un crudo enfrentamiento entre el Congreso y el poder judicial.

Con epicentro en Rio de Janeiro y Brasilia, los manifestantes convocados por muchas de las organizaciones que apoyaron la destitución de la presidenta izquierdista Dilma Rousseff salieron a las calles, en una protesta que podría extenderse a 200 ciudades.

"Operación Lava Jato, defendida por el pueblo", decía un cartel portado por un manifestante en Rio de Janeiro, en referencia a la investigación que reveló una red de desvíos multimillonarios desde la petrolera estatal hacia la política.

En Brasilia, unas 5.000 personas, según estimó la Secretaría de Seguridad, se reunieron frente al Congreso y colocaron paneles flotantes con la imagen de una rata sobre una de las grandes piletas que anteceden a la puerta principal del edificio.

Una pancarta a gran escala con la leyenda "Fuera Renan" decoraba un camión desde donde los organizadores arengaban a los manifestantes, mayormente vestidos con las camisetas amarillas de la selección de fútbol.

Renan Calheiros, el poderoso presidente del Senado, es uno de los blancos principales de la convocatoria. Aliado clave de Temer y miembro de su partido, el PMDB, enfrenta una docena de investigaciones, varias de ellas ligadas a la red de sobornos de la estatal Petrobras.

"Es la primera vez que la gente está marchando junta. Esperamos que se unan todas las facciones y las divisiones ideológicas", dijo Sergio Giacomo, un profesor universitario de 50 años en Rio de Janeiro.

"Aquí hay obreros, choferes de bus, maestros. Trabajadores que estamos hartos con la institucionalización de la corrupción en nuestro país", dijo Joana Darc, una colega de Giacomo de 51 años que marchaba en la avenida que bordea la costa marina de la ciudad.

Esta semana, la Cámara de Diputados, que tiene a decenas de sus miembros en la mira de la Justicia por el caso Petrobras, alteró un paquete anticorrupción enviado por los fiscales de "Lava Jato", que fue apoyado por más de dos millones de firmas, e incluyó una enmienda que permite incriminar a los propios investigadores.

La votación, realizada a altas horas de la madrugada, llevó al equipo de fiscales de la "Operación Lava Jato" a amenazar con una renuncia colectiva. Esa misma noche, Calheiros intentó que el Senado debatiera ese polémico proyecto con carácter de urgencia, desatando la furia de muchos brasileños que golpearon sus cacerolas en distintas ciudad en señal de protesta.

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