Cinco miembros de la Guardia Revolucionaria iraní, entre ellos el jefe de los servicios de inteligencia para Siria, murieron el sábado en Damasco en un bombardeo atribuido a Israel por Teherán, que amenazó con vengarse.

Los Guardianes, ejército ideológico de la República Islámica, acusaron a Israel de haber efectuado el ataque en la capital siria con "aviones de combate".

Inicialmente, indicaron que cuatro de sus "consejeros militares", así como "miembros de las fuerzas sirias" murieron en el bombardeo, y unas horas después dieron parte de la muerte de otro miembro de los Guardianes, que sucumbió a sus heridas.

La agencia iraní Mehr afirmó que entre los muertos figuran el jefe de inteligencia para Siria de los Guardianes y su adjunto.

El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH), una oenegé radicada en el Reino Unido que cuenta con una red de informantes en Siria, había comunicado un balance de 10 fallecidos.

El edificio bombardeado, situado en el barrio de Mazzeh, quedó destruido y fue acordonado, constató un periodista de la AFP.

Según el OSDH, en el lugar se estaba celebrando una reunión de "líderes pro iraníes".

La oenegé agregó que el barrio de Mazzeh es conocido por albergar a facciones palestinas proiraníes y a mandos de los Guardianes de la Revolución iraníes.

"Es seguro que [las bombas] apuntaban a altos mandos" de esos grupos, dijo el presidente del Observatorio, Rami Abdel Rahman.

En el barrio de Mazzeh también hay oficinas de Naciones Unidas, embajadas y restaurantes. "El ruido fue similar al de la explosión de un misil, y minutos después escuché ambulancias", contó un vecino de la zona.

En Israel, el ejército indicó a la AFP que "no comenta informaciones de medios extranjeros".

La prensa oficial siria se hizo eco igualmente del ataque, del que acusó a Israel sin más detalles.

"Derecho a responder"

El Ministerio de Relaciones Exteriores iraní acusó a Israel del bombardeo e indicó que "se reserva el derecho de responder" a ese ataque "en el momento y el lugar adecuados".

También acusó a Israel, en guerra desde hace más de tres meses con el movimiento islamista Hamás en Gaza, de estar implicado en una "tentativa desesperada de propagación de la inestabilidad y la inseguridad en la región".

El régimen sirio forma parte, junto con Irán, el movimiento palestino Hamás, el libanés Hezbolá y los rebeldes hutíes de Yemen, del llamado "eje de la resistencia", que tiene a Israel como enemigo regional.

Desde que empezó la guerra civil siria en 2011, Israel efectuó cientos de bombardeos en su territorio, dirigidos especialmente contra fuerzas afines a Irán, su rival regional, pero también contra posiciones del ejército de Damasco.

En los últimos meses, hubo igualmente ataques israelíes en los aeropuertos de Damasco y de Alepo, el norte de Siria.

La mayoría de los ataques "apuntan probablemente a perturbar las entregas de armas iraníes a Hezbolá y a los grupos alineados con Irán en Siria", explica Aron Lund, analista del centro de reflexión Century International.

Israel cree que se están entregando armas sofisticadas, incluyendo componentes de misiles balísticos y de drones, "tanto por vía terrestre, desde Irak", como "por vía aérea hacia los aeropuertos" sirios, añade este analista.

Los bombardeos se intensificaron desde que estalló la guerra entre Israel y Hamás el 7 de octubre, a raíz de la letal incursión del movimiento islamista, en el poder en Gaza, en el sur de Israel.

En diciembre, un alto mando de los Guardianes de la Revolución, el general de brigada Razi Musavi, jefe logístico en Siria del "eje de la resistencia", murió en un bombardeo israelí en Siria, según Teherán.

En el vecino Líbano, el número dos de Hamás, Saleh al Aruri, murió a comienzos de enero en un ataque israelí en el sur de Beirut, bastión de Hezbolá, otro movimiento pro iraní de la región.

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