La policía de Sri Lanka informó este lunes que el número de víctimas fatales por los atentados del domingo se elevó a 310, mientras que los heridos suman más de 500, en lo que ya es calificado como el peor episodio de violencia vivido por este país asiático desde el fin de la devastadora guerra civil, hace una década.

El portavoz policial Ruwan Gunasekera también detalló que las fuerzas de seguridad han realizado 24 arrestos relacionados con los ataques terroristas, todos ellos ciudadanos locales, aunque por el momento ningún grupo se ha atribuido las explosiones, que afectaron tanto a iglesias como a hoteles de lujo en la capital, Colombo, y otras localidades. Asimismo, se explicó que al menos dos de los ocho ataques fueron obra de suicidas.

En tanto, tres policías murieron cuando otro suicida hizo estallar explosivos durante el allanamiento a una casa en busca de sospechosos, apuntaron las mismas fuentes. El presidente Maithripala Sirisena, quien se encontraba fuera del país al momento de producirse los ataques, convocó a una reunión del Consejo de Seguridad Nacional para esta misma jornada.

Explosivo en el aeropuerto

Este lunes, la policía también informó sobre el hallazgo de una bomba artesanal en el aeropuerto de Colombo, aunque el dispositivo fue desactivado por peritos de la Fuerza Aérea. Una fuente policial dijo a la agencia AFP que la bomba "casera, con explosivos dentro de un caño”, fue hallada en una ruta de acceso al terminal aéreo, que permanece abierto aunque bajo un rígido esquema de seguridad después de los atentados.

Las autoridades explicaron que la cifra de fallecidos aumentó debido a la gravedad de muchos de los heridos, así como por el hallazgo de nuevos cuerpos entre los escombros. El gobierno impuso toque de queda, pero éste fue levantado en la mañana de este lunes. La bolsa de comercio, las universidades y colegios permanecerán cerrados. Se informó, asimismo, que los extranjeros fallecidos son 35, mientras que 19 permanecen hospitalizados.

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