Organismos y expertos internacionales están desplegados para observar las elecciones brasileñas de este domingo para elegir presidente, gobernadores y congresistas, en medio de los cuestionamientos del mandatario Jair Bolsonaro sobre la fiabilidad de las urnas electrónicas.

Los invitados

En su tercera misión en Brasil, la Organización de Estados Americanos (OEA) ha desplegado 55 especialistas de 17 nacionalidades en 15 de los 27 estados brasileños.

El domingo también observará la votación en tres ciudades fuera del país: Oporto (Portugal), Washington y Miami (EEUU). 

La misión está liderada por el excanciller paraguayo Rubén Ramírez Lezcano, quien se reunió esta semana con Bolsonaro, con autoridades electorales y del Congreso, y ONGs, entre otros.

También se encontró, según los medios locales, con los equipos de campaña del expresidente izquierdista Luiz Inácio Lula Da Silva, que lidera los sondeos.

La OEA suele tener un bajo perfil en sus misiones electorales y solo se pronunciará cuando publique un informe preliminar después de los comicios.

La observación internacional también contará con especialistas de la Unión Interamericana de Organismos Electorales (UNIORE), el Parlamento del Mercosur (Parlasur), la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa y el Centro Carter, de Estados Unidos.

Además habrá dos "misiones técnicas de acompañamiento" a manos de la Fundación Internacional para Sistemas Electorales (IFES) y la Red Mundial de Justicia Electoral (RMJE).

En total, las autoridades electorales esperan unas 120 personas en esas comitivas internacionales, además de unos 300 observadores nacionales independientes.

Pero otras 80 personas, entre expertos, exgobernantes y autoridades electorales, fueron igualmente invitadas, incluyendo la expresidenta de Costa Rica Laura Chinchilla y la exvicepresidenta de Colombia Marta Lucía Ramírez.

Los cuestionamientos

Los expertos acuden a una elección marcada por los continuos cuestionamientos de Bolsonaro sobre la fiabilidad de las urnas electrónicas y las alertas de sus rivales y analistas de que el mandatario podría no reconocer el resultado si pierde. 

El voto electrónico se ha usado en todas las elecciones brasileras desde 1996, sin que se haya constatado ninguna falla significativa.

Las elecciones "son limpias, seguras y transparentes", dijo el presidente del Tribunal Superior Electoral (TSE), Alexandre de Moraes, en un acto con los observadores internacionales esta semana.

En ese encuentro, el jefe de la mision de UNIORE, Lorenzo Córdova, destacó su confianza en un sistema electoral "referencia para todos los países".

Pero Bolsonaro ha repetido advertencias sobre un posible fraude y tacha a las encuestadoras -que no dejan de ubicar a Lula en la delantera- de "mentirosas".

El viernes, Lula admitió que teme que el mandatario ultraderechista "puede intentar crear algún tumulto durante la transición" en caso de ser derrotado.

La votación

El domingo, los invitados internacionales podrán presenciar el inicio de las votaciones y acompañar las pruebas de integridad de las urnas electrónicas, que se realizan de manera aleatoria en distintos centros electorales.

Al cabo de una jornada de visitas a centros de votación, retornarán al TSE para observar el escrutinio.

También estarán atentos a posibles episodios de violencia en las calles, un asunto que preocupa a las autoridades brasileñas, en medio de las elecciones más polarizadas del país en décadas.

En atención a eso, el TSE prohibió el porte de armas en los centros de votación el domingo.

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