El Papa Francisco no pudo reprimir sus lágrimas evocando la guerra que afecta a Ucrania "martirizada", en una ceremonia pública el jueves por la tarde en el centro de Roma. 

Con ocasión de la tradicional ceremonia de homenaje a la Virgen María en la fiesta de la Inmaculada Concepción, el papa visitó a media tarde la plaza de España delante de la estatua de la Virgen, instalada en la parte superior de una columna. 

"Oh Virgen Inmaculada, hoy habría querido darte las gracias del pueblo ucraniano...", dijo leyendo su discurso de pie antes de interrumpirse por la emoción. Con el cuerpo agitado por los sollozos, el papa permaneció en silencio unos segundos, y luego la multitud lo aplaudió con calidez.

Después retomó el hilo de su discurso, apoyándose en el brazo de su silla pero permaneciendo de pie, "las gracias del pueblo ucraniano por la paz que pedimos al Señor desde hace algún tiempo. En cambio, debo presentarte la súplica de los niños, de los ancianos, de los padres, madres y de los jóvenes de esta tierra martirizada que tanto sufre", prosiguió con la voz siempre alterada por la emoción.

En su oración pública del Ángelus en la plaza de San Pedro, el papa ya había evocado "el deseo universal de paz, especialmente para la martirizada Ucrania que tanto sufre". 

El papa aboga incansablemente por la paz desde el comienzo de la invasión rusa, tema que evoca regularmente en sus intervenciones. 

En una entrevista publicada a finales de noviembre por la revista jesuita estadounidense América, el papa había denunciado la "crueldad" a la que se enfrenta Ucrania ante la ofensiva rusa.

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