Los paquistaníes salieron a la calle masivamente el sábado, en su primer día de Ramadán, inundando mercados y mezquitas, a pesar de las advertencias para que permanecieran en casa a causa del nuevo coronavirus.

El gobierno del primer ministro Imran Khan permitió la celebración de rezos y congregaciones cada anochecer en las mezquitas, pero con ciertas medidas de protección.

Khan había señalado previamente que Pakistán no podía permitirse imponer un confinamiento estricto, como en otros países.

La cúpula militar, sin embargo, pareció contradecir al gobierno este sábado al pedir públicamente que los rezos se hagan en casa, y advertir que "los próximos 15 días son cruciales" para que no se propague masivamente la pandemia.

A pesar de ello, los fieles salieron a la calle de forma masiva, en un país de 215 millones en el que los líderes religiosos gozan de gran influencia.

Miles de personas se pasearon por los mercados en los alrededores de Rawalpindi, una guarnición militar junto a Islamabad. Algunos portaban mascarillas, pero muchos otros se paseaban sin ninguna protección para comprar la comida que se sirve para romper el ayuno, al ponerse el sol.

Escenas parecidas tuvieron lugar en la ciudad de Peshawar (noroeste) y Lahore (este).

Muneeb Khan, de 27 años, dijo que estaba cansado de llevar mascarilla y guantes.

"¿Cuánto tiempo vamos a tener que llevarlas? Ya estoy cansado, depende de cómo me siento me los pongo, a veces no", explicó a la AFP mientras compraba en una farmacia.

Aunque las mezquitas de Islamabad registraron una menor afluencia, el denominado distanciamiento social fue ignorado totalmente.

Zafar Mirza, el consejero especial para cuestiones sanitarias del primer ministro, criticó ese comportamiento.

"Esto va contra las guías y las directivas", dijo a periodistas.

"Pakistán atraviesa una fase muy crucial y si no tomamos medidas preventivas, esta enfermedad va a expandirse rápidamente", advirtió.

Pakistán ha registrado hasta ahora 12.000 casos de COVID-19, y 256 muertes

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