por Pablo Fernando

Radical y oportunista para unos, auténtico y carismático para otros: Pablo Iglesias, un politólogo de 37 años, logró en menos de dos años convertir a su partido de izquierda radical, Podemos, en tercera fuerza del parlamento sacudiendo el tablero político español. 

"Ha nacido una nueva España", afirmaba al término de las elecciones el domingo, exigiendo una reforma constitucional "inaplazable e imprescindible". Para "defender la justicia social", el "derecho a la vivienda", la sanidad y la educación pública, para modernizar un sistema electoral que favoriza a los grandes partidos, afirmó.

Habitual de las tertulias televisivas, Iglesias, que saltó a primer plano conduciendo el programa "La Tuerka" en internet, y después en la televisión, dominó los debates electorales e impulsó una espectacular remontada de su partido, que parecía perder velocidad hasta hace poco.

Al crear Podemos en 2014 con un puñado de colegas profesores en la Universidad Complutense de Madrid, se hizo con buena parte de los votos de los "indignados", el movimiento espontáneo de manifestantes que acampó en mayo de 2011 en el corazón de Madrid para denunciar la austeridad y la corrupción, y sin el que no se puede entender Podemos.

A este madrileño de frondosa melena siempre recogida en una cola de caballo, la impronta política le viene desde la cuna: sus padres le llamaron así por Pablo Iglesias, fundador del Partido Socialista Obrero Español (PSOE).

Brillante currículum

Afiliado a las Juventudes Comunistas a los 14 años, Iglesias es el hijo único de una abogada laboralista del sindicato Comisiones Obreras y de un antiguo miembro de un grupo armado antifranquista que llegó a estar preso en los últimos años de la dictadura.

Su abuelo paterno, socialista, fue condenado a muerte tras la Guerra Civil (1936-1939), cuya pena luego se conmutó. Pero a diferencia de aquel humilde tipógrafo, el Iglesias del siglo XXI exhibe un brillante currículum académico: licenciado y doctorado en Ciencias Políticas; licenciado en Derecho; máster en Comunicación, máster en Humanidades y profesor entre 2008 y 2013 en la Universidad Complutense de Madrid.

Un hombre de su tiempo al que le gusta su moto y las series de televisión. Un alumno "brillante" con un objetivo vital: "influir en la cosa pública en un sentido radical", recuerda el catedrático Ramón Cotarelo, exprofesor suyo en Políticas y amigo pese a la discrepancia política.

Sus rivales lo tachan precisamente de radical y lo atacan por los vínculos del partido con la izquierda bolivariana, especialmente con Venezuela, donde viajó en varias ocasiones. Pero durante la campaña se esforzó por mostrar su tono más moderado y conciliador.

Eso explica en parte su principal rasgo político, según Cotarelo: el pragmatismo ideológico. 

"Lo importante es ganar, llegar al poder. Para ponerlo al servicio de sus ideales, sí, porque cree de buena fe en las cosas que dice", explica.

Seguidores de Podemos en un acto en Valencia.

Conquistar el poder 

Algunos ven en ese rasgo un afán de poder personal. "Es el oportunismo hecho hombre. Es un caudillo, un líder de masas como los del siglo XX", señala Antonio Elorza, catedrático y excompañero de Iglesias en la Complutense.

"No te podías fiar, iba a lo suyo en todo y no defendía ninguna causa justa por no perder un gramo de poder", asegura. "No es ese hombre generoso, abierto y pausado". 

En cambio, Cotarelo describe a un Pablo cariñoso, amable y bienhumorado en privado. Jorge Moruno, miembro de la dirección de Podemos y del grupo fundador del partido, afirma que su jefe es una persona "educada, directa, con las cosas muy claras".

En las elecciones europeas de mayo de 2014, Iglesias fue cabeza de cartel y las papeletas llevaron su rostro impreso en lugar del logotipo del partido para aprovechar el tirón de una fama ganada por su aparición en tertulias televisivas.

Sus votos (8%) y cinco eurodiputados revolucionaron la política española, dominada en los últimos 30 años por el PSOE y el conservador Partido Popular.  No obstante, Elorza piensa que Iglesias es un experto en márketing político e imagen, pero que de política con mayúsculas "no tiene ni idea". 

En el prólogo de un reciente libro del que es coordinador, Pablo Iglesias resume con claridad su visión política: "No es posible para los justos, para los honrados, ser verdaderamente legítimos si no conquistan el poder".

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