Una delegación surcoreana viajó a Corea del Norte este miércoles para una ceremonia simbólica de inauguración de las obras de conexión ferroviaria y por carretera de la península dividida, pese al bloqueo de los diálogos sobre la desnuclearización.

El tren llevaba pintado el emblema: "Construyamos juntos una era de paz y de prosperidad, reconexión del ferrocarril y de las carreteras Sur-Norte"

Una decena de manifestantes se manifestaron contra el dirigente norcoreano Kim Jong Un y contra la conexión ferroviaria, denunciando que podría provocar la transformación de la península en un régimen comunista. 

La televisión surcoreana divulgó dos horas después una fotografía en la que aparecía el tren llegando a Kaesong, adonde se celebrará la ceremonia.

El presidente surcoreano, Moon Jae-in, y Kim Jong Un acordaron realizar este acto antes de que terminara el año en la tercera cumbre intercoreana, en septiembre. 

Hubo quien expresó sus dudas de que el tren y las mercancías que pudiera transportar supusiera una violación de las sanciones contra Corea del Norte a causa de sus programas nuclear y balístico, pero el Consejo de Seguridad de la ONU concedió una exención para el acontecimiento, según la prensa local.

Todo dependerá de la desnuclearización

Seúl quiso destacar que la ceremonia no significaría en sí el inicio de las obras de reconexión y de modernización de las redes.

Las dos Coreas siguen técnicamente en guerra, pues el conflicto terminó en 1953 con un armisticio y no con un tratado de paz.

Se trata de una "prueba" del "compromiso" de ambos países en el proyecto, declaró un portavoz del ministerio surcoreano de Unificación. Las obras dependerán "de los progresos realizados en la desnuclearización del Norte y las circunstancias relativas a las sanciones". 

Según Seúl, representantes de los sectores de transporte rusos, chinos, mongoles y varios embajadores extranjeros participarán del acto. 

Antes de su división, en 1948, dos líneas ferroviarias cruzaban la península, por el este y por el oeste. 

Seúl presupuestó unos 63.400 millones de wones (56,6 millones de dólares) en inversiones para el año próximo, partiendo del principio de que se necesitarán cinco años para reparar y modernizar ambas líneas. 

Sin embargo, las conversaciones entre Pyongyang y Washington para que el Norte renuncie a su arsenal atómico están en punto muerto.

¿Una segunda cumbre?

En una cumbre histórica entre el presidente estadounidense, Donald Trump, y el dirigente norcoreano, Kim Jong Un, en junio en Singapur, ambos acordaron actuar en aras de la "desnuclearización completa de la península coreana", una fórmula vaga.

Desde entonces, ambos se acusan mutuamente de mala fe y de retrasar el proceso.

Washington exige la desnuclearización "definitiva y totalmente verificada" del Norte antes de que se retiren las sanciones, mientras que Pyongyang criticó los "métodos de gánster" de los estadounidenses, a quienes acusan de exigir su desarme unilateral sin hacer concesiones.

Aún así, Trump afirmó el lunes en Twitter que esperaba con impaciencia su segunda cumbre con Kim Jong Un, y Washington indicó que ésta podría tener lugar a principios de año.

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