Salir de la UE a final de mes es la "prioridad" del gobierno británico, afirmó el lunes la reina Isabel II al abrir las sesiones del parlamento, cuando la negociación de un difícil acuerdo de Brexit entra en una semana crítica. 

"La prioridad de mi gobierno siempre ha sido asegurar la salida del Reino Unido de la Unión Europea el 31 de octubre", dijo la monarca en una pomposa ceremonia en la Cámara de los Lores. Londres "tiene la intención de trabajar hacia una nueva asociación con la Unión Europea, basada en el libre comercio y la cooperación amistosa", agregó leyendo palabras escritas por el ejecutivo.

Británicos y europeos están actualmente enzarzados en la laboriosa negociación de un acuerdo de divorcio que según el ministro de Exteriores irlandés, Simon Coveney, podría alcanzarse antes de la fecha de salida, prevista en dos semanas y media.

"Un acuerdo es posible y es posible este mes. Incluso tal vez esta semana, pero aún no estamos ahí", afirmó Coveney en Luxemburgo. Vecina del Reino Unido y con fuertes lazos económicos y sociales, Irlanda sufriría con mucha fuerza las consecuencias de un Brexit brutal.

Como dicta la tradición, Isabel II, de 93 años, presentó en su discurso el programa legislativo del gobierno de Boris Johnson.

Este marca un endurecimiento en materia de seguridad e inmigración, sin embargo podría tener un muy corto recorrido dada la incertidumbre que reina sobre el Brexit y la previsible convocatoria de unas elecciones anticipadas en los próximos meses.

En este contexto, el anuncio del ministro de Finanzas, Sajid Javid, de que el 6 de noviembre presentará su "primer presupuesto" posbrexit despertó el escepticismo de la oposición.

"Me sorprendería que hubiera un presupuesto para esa fecha porque (el gobierno) no sabe si podrá obtener la aprobación de sus propuestas de Brexit en la Cámara de los Comunes", donde ya no tiene mayoría, dijo a la BBC el responsable laborista Jon Trickett.

"El tiempo corre"

Aprobado en referéndum por 52% de votos en 2016, el Brexit debía haberse realizado el pasado marzo. Pero el reiterado rechazo del parlamento británico al acuerdo negociado por la anterior primera ministra Theresa May, provocó dos aplazamientos.

Johnson presentó la semana pasada una contrapropuesta con la que busca modificar su punto más conflictivo: cómo mantener abierta la frontera entre la provincia británica de Irlanda del Norte y la vecina Irlanda -país miembro de la UE- para no amenazar el frágil acuerdo de paz que en 1998 puso fin a tres décadas de sangriento conflicto.

Pero, el domingo tras un fin de semana de intensas negociaciones, Londres y Bruselas se mostraron prudentes de cara a la cumbre europea del jueves y viernes, presentada como la de la última oportunidad para este caótico proceso que sumió al Reino Unido en una profunda crisis política.

"Aún queda mucho trabajo por hacer", dijo el negociador europeo Michel Barnier. "Si el gobierno británico quiere una solución, debe actuar rápidamente, el tiempo corre", subrayó un diplomático europeo.

También Johnson advirtió a sus ministros de que queda "un trabajo considerable por hacer".

Convencer a los diputados

Johnson prometió que el país saldrá de la UE a final de mes "cueste lo que cueste", pese a una ley que le obliga a solicitar un nuevo aplazamiento si el sábado no ha logrado un tratado con Bruselas o la más que improbable luz verde del parlamento para un Brexit brutal.

El lunes proseguían las conversaciones técnicas en Bruselas. Los 27 socios europeos querrían llegar a la cumbre de finales de semana con una propuesta completa para poder votar.

Pocos detalles se filtraron sobre las concesiones que Johnson habría aceptado hacer frente a su homólogo irlandés, Leo Varadkar.

Sin embargo, si estas concesiones implican que Irlanda del Norte tenga un tratamiento diferente a nivel aduanero al resto del país es muy posible que el acuerdo sea rechazado por el partido unionista norirlandés DUP, aliado clave de Johnson, cuando se presente a la votación de los diputados británicos.

Independientemente del resultado de la cumbre europea, el ejecutivo convocó excepcionalmente al parlamento el día 19. Será el primer sábado que se reúna en 37 años y el quinto desde 1939. La última sesión parlamentaria en fin de semana tuvo lugar el 3 de abril de 1982, tras la invasión argentina de las islas Malvinas.

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