Por años ha sido un tema tabú en distintas sociedades, pero lo cierto es que el suicidio asistido se ha abierto camino como forma de muerte digna para algunas personas en distintos países europeos.

Tal es el caso de Suiza, que cuenta con legislación que regula la eutanasia y el suicidio asistido.

Es en ese marco que se creó la cápsula Sarco, diseñada por Philip Nitschke y Alexander Bannink, una máquina que ayuda a las personas a morir de forma digna en un lapso de entre 2 y 10 minutos.

Según recogió swissinfo.ch, las personas son introducidas a la cámara sin la necesidad de ingerir alguna sustancia que induzca un coma y luego la muerte, pues una vez dentro deben presionar un botón o realizar una secuencia de parpadeos -para las personas que no tienen capacidad de moverse-, activándola.

La cápsula se ubica sobre un equipo que inundará el interior con nitrógeno, reduciendo los niveles de oxígeno del 21% al 1%, por lo que la persona comenzará a sentirse desorientada y un poco eufórica antes de perder el conocimiento.

La muerte, en tanto, se producirá posteriormente por hipoxia e hipocapnia o, en otras palabras, por falta de oxígeno y dióxido de carbono, respectivamente. Aunque cabe precisar que, según recogieron en el mencionado portal, no se registra ni pánico ni sensación de asfixia.

De momento, el prototipo de la creación de Philip Nitscheke fue revisada por los organismos reguladores suizos para darle el visto bueno en la nación europea, y se espera que la versión final entre funcionamiento en 2022.

Según indicaron, unas 1.300 personas murieron en Suiza a través del suicidio asistido.

 

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