Suecia, que ha llamado la atención por su estrategia de lucha contra la COVID-19 menos estricta, instó este jueves a trabajar desde casa al menos hasta el día de Año Nuevo, en momentos en que el país nórdico supera los 80.000 infectados.

La medida, cuyo objetivo en buena parte es reducir las aglomeraciones en los transportes públicos, está sobre todo destinada a facilitar las tareas a los trabajadores esenciales.

Las autoridades suecas están constatando en la actualidad una disminución del número de casos de nuevos contagios, sobre todo de los graves, que requieren cuidados intensivos.

Pero la agencia de salud pública sueca destaca que si "los contactos aumentan de nuevo, hay un riesgo considerable de mayor propagación (del coronavirus) durante el otoño (boreal)".

"Siempre hemos intentado establecer medidas sostenibles y demostrar resistencia en el trabajo a largo plazo que tendremos que cumplir para combatir esta pandemia", argumentó el jefe epidemiólogo, Anders Tegnell, en una conferencia de prensa.

Desde el comienzo de la crisis sanitaria, el país nórdico ha registrado 80.100 casos de COVID-19, 318 en las últimas 24 horas, lo que significa uno de los niveles más elevados de contagio per cápita en Europa.

De acuerdo con las autoridades locales, un total de 5.739 personas murieron a causa del coronavirus en Suecia.

Al contrario que otros países europeos, Suecia nunca impuso el confinamiento a su población y ha suscitado controversias sobre la pertinencia de su estrategia contra el coronavirus. Ha mantenido las escuelas para menores de 16 años abiertas, así como cafeterías, bares y restaurantes.

La agencia de salud pública defiende este enfoque, que considera adecuado a largo plazo, y rechaza las medidas tomadas durante periodos relativamente cortos en otras partes, al considerarlos demasiado ineficaces respecto a los efectos que éstos tienen sobre la sociedad.

En cuanto al uso de mascarillas, sólo el personal sanitarios de salud es instado a llevarlas.

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