Katie Donnell, una joven profesora de 28 años originaria de Florida, Estados Unidos, llevaba un estilo de vida saludable enfocado en el ejercicio y la alimentación orgánica, pero quien lamentablemente falleció debido a un excesivo consumo de bebidas energéticas.
Pese a los ejercicios que practicaba a diario, su rutina además incluía un alto consumo de bebidas energéticas, cafeína y suplementos de pre-entrenamiento, lo que, según su madre, terminó por costarle la vida.
Según lo dio a conocer el medio británico Daily Mail, fue en 2021 y mientras se encontraba con un grupo de amigos cercanos cuando Donnell colapsó repentinamente.
En un principio, sus acompañantes pensaron que estaba sufriendo un derrame cerebral, pero en realidad era un paro cardíaco. Ante la emergencia, la joven fue trasladada de urgencia hasta el recinto asistencial más cercano, donde un grupo de médicos intentó reanimarla.
Pese a todos los esfuerzos médicos realizados, la falta de oxígeno finalmente le causó daño cerebral irreversible.
Ante este complejo escenario y tras pasar un total de diez días bajo un coma inducido, su familia finalmente tomó la difícil decisión de desconectarla del soporte vital. “A los 28 años, no se ve a gente morir de un ataque al corazón”, declaró su madre, Lori Barranon, al medio británico.
El impacto del consumo de bebidas energéticas y cafeína
Según relata Barranon, su hija era capaz de beber hasta tres bebidas energéticas al día, además de café y los suplementos que consumía junto con el resto de alimentos.
“Cuando limpié su auto después de su muerte, estaba lleno de latas, al menos tres o cuatro”, relató.
Se trata de una realidad que ha sido advertida por distintos estudios que alertan a los consumidores respecto de los riesgos que conlleva el ingerir altas dosis de cafeína.
Según la Clínica Mayo, consultada por el medio ya citado, el consumo seguro para un adulto de este tipo de bebidas es de 400 miligramos diarios, mientras que algunas bebidas energéticas pueden contener entre 100 y 300 miligramos por lata.
Además, investigaciones médicas ya han vinculado estas bebidas con alteraciones en la frecuencia cardíaca, hipertensión y riesgo de infartos en personas con predisposición genética.
Incluso se han detectado indicios de que en un grupo de pacientes que sobrevivieron a un paro cardíaco, algunos habían consumido energéticas poco antes del evento.
Una advertencia para otros consumidores
Cuatro años después de la muerte de Donnell, su madre se ha convertido en una firme opositora del consumo indiscriminado de bebidas energéticas.
“Le digo a todo el que veo con una en la mano que esto puede pasar en un abrir y cerrar de ojos”, señaló la mujer a la prensa local.
Y es que el caso de Donnell no es el único, ya que en agosto de 2024, Zach Doran, un joven de 18 años en Oklahoma, falleció tras un ataque cardíaco que sufrió mientras practicaba deporte en un gimnasio.
Tras lo sucedido, su novia aseguró que el joven solía consumir grandes cantidades de cafeína a través de suplementos y bebidas energéticas.
En Chile, según una encuesta de Statista Consumer Insights 2024, el 24,7% de los escolares declaró haber bebido energéticas en el último año, realidad que ocurre mientras que en países como Reino Unido ya se han impulsado regulaciones para restringir su venta a menores de 16 años.