El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, obtuvo un segundo mandato en las elecciones legislativas de este lunes, pero su partido liberal se tuvo que contentar con una mayoría relativa en el Parlamento, que lo obligará a buscar apoyo entre los partidos pequeños para sobrevivir.

Según las proyecciones de las cadenas televisivas unas horas después del cierre de las urnas, los liberales deberían obtener cerca de 160 de los 338 escaños en liza en la Cámara de los Comunes, lejos de la cómoda mayoría absoluta de la que gozaron en la anterior legislatura.

"Esta noche, los canadienses rechazaron la división", dijo Trudeau ante sus simpatizantes reunidos en el centro de Montreal.

Los canadienses "rechazaron los recortes y la austeridad y votaron a favor de un programa progresista y de una acción fuerte contra el cambio climático", añadió.

Mientras las últimas encuestas los mostraban codo a codo con los liberales, los conservadores del joven dirigente Andrew Scheer lideraban en 120 distritos, seguidos de los independentistas del Bloque Quebequés (32) y del Nuevo Partido Demócrata (NDP, izquierda) con 25 curules.

Trudeau logró así un anhelado segundo mandato, a pesar de los muchos escándalos que marcaron sus cuatro años en el cargo. Pero sale debilitado de estas elecciones y tendrá que contar con el apoyo de partidos más pequeños, probablemente el NDP de Jagmeet Singh, una de las revelaciones de estas elecciones, para mantenerse en el poder

Factor juventud

Sin esperar los resultados finales, el presidente estadounidense, Donald Trump, saludó en un tuit la victoria "maravillosa y duramente batallada" de Trudeau, con quien ha tenido una relación complicada.

Ya el martes el líder liberal podría iniciar conversaciones con los partidos más pequeños para una alianza. La primera prueba de la futura administración será el Discurso del Trono, en el cual el gobierno somete su programa legislativo al voto del Parlamento.

"Habrá sin duda un acercamiento más fácil con los liberales y el NPD que con el Bloque", estima Hugo Cyr, politólogo de la universidad de Quebec en Montreal.

El jefe del Bloque Quebequés, Yves-François Blanchet, se felicitó por su buen resultado en Quebec, única provincia a la que presentaba candidatos: debería casi triplicar su resultado de 2015.

"El Bloque puede colaborar, según mérito, con cualquier gobierno. Si lo que se propone es bueno para Quebec, pueden contar con nosotros", lanzó a sus seguidores.

No se ha publicado tasa de participación. Unos 4,7 millones de canadienses -de los 27,4 millones de electores convocados para estos comicios- votaron anticipadamente, de viernes a lunes la semana pasada, una cifra muy superior a la de 2015.

Michel Mercer, un residente de Montreal, votó por los liberales pero sin verdadera convicción.

"Preferí votar para evitar tener un gobierno minoritario, porque yo sería de tendencia hacia el NPD, pero me disgusta ver a los conservadores en el poder", dijo a la AFP.

Por el contrario, Murray Lutzer, residente de Regina, el feudo de Scheer, eligió a los conservadores. "No quiero cuatro años más de dominación liberal", dijo.

Imagen borrosa

Mayor que sus rivales, Trudeau ya no tiene la ventaja de la juventud ni la novedad que lo impulsaron al poder en 2015.

El dirigente liberal termina su mandato afectado por varios escándalos. Su popularidad cayó tras un caso de injerencia política en un proceso judicial y por la publicación en plena campaña de fotos suyas con la cara pintada de negro.

A lo largo de la campaña, defendió su gestión: economía sólida, legalización del cannabis, impuesto al carbono, acogida de miles de refugiados sirios, acuerdos de libre comercio firmados con Europa o Estados Unidos y México...

De su lado, Scheer prometió retomar el equilibrio presupuestario y reducir los impuestos con un objetivo simple: "devolver el dinero a los bolsillos de los canadienses".

Pero el joven conservador, padre de cinco niños y de formación católica, tampoco escapó a la polémica debido a su hostilidad personal hacia el aborto, la revelación tardía de su doble nacionalidad canadiense y estadounidense, o sospechas de que ordenó una campaña para denigrar a un rival.

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