Una llamada por teléfono de cinco minutos significó la sentencia de muerte para Pablo Emilio Escobar Gaviria, el narcotraficante más buscado no solo de Colombia, sino que del continente y, tal vez, del mundo, durante la década de los 70 y los 80.

Este 2 de diciembre se cumplen 25 años del fallecimiento del jefe del Cartel de Medellín, el que es acusado de haber dado muerte a más de 500 policías, 400 civiles y varias autoridades políticas, como el ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla o el candidato presidencial Luis Carlos Galán.

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Debido al tráfico principalmente de cocaína, Escobar se convirtió en uno de los hombres más millonarios del mundo e incluso, en 1987, fue incluido por la revista estadounidense Forbes entre los billonarios del orbe.

Sin embargo, el último día de la vida del capo de la droga estuvo muy alejado de la fama y lujos a los que se había acostumbrado. La internada de la televisión colombiana en la vivienda que ocupó el capo de la droga permitió conocer una serie de detalles sobre esa jornada ocurrida ya hace un cuarto de siglo.

Una llamada de 5 minutos

El 2 de diciembre de 1993 Pablo Emilio Escobar permanecía escondido desde hace meses luego de haber escapado desde la cárcel La Catedral, ya que el Bloque de Búsqueda de la Policía Colombiana rastreaba diariamente todo Medellín para encontrarlo vivo o muerto.

Fue durante ese tiempo que Escobar, quien solo estaba acompañado por su guardaespaldas Álvaro de Jesús Agudelo "Limón", se dedicaba a hacer llamadas a su familia. La última de ellas de aproximadamente 5 minutos y que lo terminó por condenar.

La tecnología que los estadounidenses utilizan con la Policía de Colombia en la búsqueda permitió en base a esta llamada, que se hizo desde un teléfono público, hacer la última confirmación exacta del lugar en que Escobar se quedaba: la casa 45D-94 de la calle 79 en el barrio de Los Olivos.

Su última comida

Una vez finalizado el operativo en que murió Escobar, que terminó con una persecución sobre tejados, la policía y la televisión colombiana accedieron a la vivienda en que pasó sus últimos días el narcotraficante, obteniendo imágenes inéditas.

Allí, se pudo comprobar que antes de la llegada del Bloque de Búsqueda, Escobar había comido un plato de tallarines.

Además, en la vivienda que compartía con "Limón" el jefe del Cartel de Medellín contaba con una lavadora y una radio, aparato que utilizaba para escuchar las noticias.

Un taxi personal

En la vivienda, que en estos tiempos es visitada por turistas, la televisión colombiana también encontró estacionado un taxi.

Este vehículo había sido visto por los vecinos del sector en varias oportunidades rondando el vecindario, por lo que se concluyó que era ocupado por el mismo Escobar para visitar la zona y a la vez pasar desapercibido.

Eso sí, se cree que el narcotraficante no pudo salir demasiado de la vivienda, porque al momento de ser encontrado estaba con sobrepeso. A su 1 metro y 67 centímetros le acompañaban 115 kilos de pesos.

Las armas que no ocupó

Otras de las cosas que tenía Escobar en la vivienda eran armas. Sin embargo, el ataque del Bloque de Búsqueda los pilló completamente desprevenidos.

Tanto así que el capo de la droga se defendió únicamente con una pistola, sin poder tener tiempo de ocupar las otras dos armas con las que contaba.

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