Un tercio de los niños y niñas del mundo -unos 800 millones en total- están intoxicados con plomo, una neurotoxina que puede causar daños irreparables en el cerebro, según alerta un informe publicado este miércoles por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y la ONG Pure Earth.

El informe titulado "La tóxica verdad: la exposición de los niños a la contaminación por plomo socava el potencial de una generación" asegura que uno de cada tres niños y niñas tiene niveles de plomo en sangre iguales o superiores a 5 microgramos por decilitro, el margen en el que se considera necesario actuar.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), incluso los niveles más bajos de plomo pueden estar vinculados a una menor inteligencia, dificultades de comportamiento y problemas de aprendizaje en la infancia.

El estudio -el primero que se efectúa a esta escala, según sus autores- concluye de forma inequívoca que niños y niñas en todo el mundo están resultando "envenenados a una escala masiva y previamente no reconocida".

"El plomo, que apenas genera síntomas al principio, causa estragos silenciosos en la salud y el desarrollo de los niños, con consecuencias potencialmente fatales", señaló en un comunicado la directora ejecutiva de UNICEF, Henrietta Fore.

La funcionaria agregó que "conocer el alcance de la contaminación por plomo y comprender la destrucción que causa en las vidas de las personas y las comunidades debe inspirar medidas urgentes para proteger a los niños de una vez por todas".

¿Por qué es tan tóxico el plomo?

El plomo -un metal muy utilizado desde la antigüedad para una gran variedad de aplicaciones- es una potente neurotoxina que resulta especialmente dañina para niños y niñas, sobre todo, para menores de cinco años. A esas edades, en las que el cerebro no se ha desarrollado plenamente, la sustancia puede causar un deterioro neurológico, cognitivo y físico para toda la vida.

Numerosos estudios han vinculado la exposición infantil al plomo con problemas de salud mental y de comportamiento y, posteriormente, con un aumento de la violencia. En el caso de los niños y niñas de más edad y personas adultas, se considera que una exposición prolongada al plomo aumenta el riesgo de problemas de salud, incluidas complicaciones cardiovasculares y renales.

El estudio apunta al reciclaje informal y deficiente de baterías de plomo habituales en los automóviles como uno de los principales factores que contribuyen a la intoxicación de infantes que viven en países de ingresos bajos y medios, donde el número de vehículos se ha triplicado en los últimos veinte años.

Otras fuentes de intoxicación incluyen el plomo en el agua procedente del uso de tuberías fabricadas con él; el plomo de actividades como la minería, la pintura y los pigmentos o la gasolina con plomo, que ha disminuido considerablemente en las últimas décadas. También, las soldaduras de plomo en latas de alimentos y el plomo en especias, cosméticos, juguetes y otros productos de consumo.

"La buena noticia es que el plomo puede reciclarse de forma segura sin exponer a los trabajadores, sus hijos y los vecindarios circundantes. Los sitios contaminados con plomo se pueden reparar y restaurar", explicó el presidente de Pure Earth, Richard Fuller, en una nota.

"Es posible educar a la gente sobre los peligros del plomo y capacitarlos para protegerse a sí mismos y a sus hijos. El retorno de la inversión es enorme: mejor salud, mayor productividad, mayor coeficiente intelectual, menos violencia y un futuro más brillante para millones de niños en todo el planeta", recalcó.

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