"Uritrottoir" es una palabra compuesta -urinario y pavimento-que se está apoderando de las calles de París. Se trata de urinarios eco-amigables, pero completamente expuestos, que han generado molestia entre los residentes de la ciudad. 

Los parisinos critican la cercanía de estas casetas rojas de sitios emblemáticos de la ciudad, como la catedral de Notre Dame y el río Sena, donde los turistas pueden ver a los usuarios completamente expuestos. 

"No hay ninguna necesidad de poner algo tan impúdico y feo en un lugar histórico" reclama Paola, una mujer de 68 años y que es propietaria de una tienda de Artes, en declaraciones al The Guardian. "Es horrible", dice otro locatario que prefiere mantenerse en el anonimato. 

Por otro lado, los residentes del sector reclaman que los urinarios -que están ubicados a solo 20 metros de una escuela- inciten el exhibicionismo. 

El alcalde del sector, Ariel Weil, dice que el servicio es necesario, y que los "Uritrottoir" fueron ubicados en lugares donde es frecuente ver a la gente orinar. Sin embargo, afirmó que "si realmente está molestando a la gente, buscaremos otra ubicación". 

El proyecto, además, es defendido por sus creadores, quienes explican que la caja cuenta con una jardinera en la parte de arriba además de un dispositivo que permite transformar los desechos en compost para su uso en parques. 

A mediados de junio una polémica similar hubo en Valparaíso, donde un porteño se aburrió de los malos olores y decidió instalar urinarios. Sin embargo, fue multado por inspectores municipales. 

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