El subcomisario de la Brigada de Homicidios (BH) de la PDI de Valparaíso, Gabriel Alarcón, contó en una entrevista algunos detalles que permitieron la captura de los imputados en el caso del asesinato del profesor Nibaldo Villegas. 

En conversación con La Segunda, el detective explicó que "su historia tenía cierta lógica. Pudo ser la coartada perfecta, pero no lo fue. Desafortunadamente para ellos, afortunadamente para nosotros".

Los detenidos aseguraron que la noche del incidente, se encontraban en laguna verde, envueltos en una frazada. Mismo lugar donde se encontrarían huellas relacionadas al delito. 

Durante las investigaciones, se encontró un vaso roto y un traba volantes en el vehículo de Villegas, lo que levantó suspicacias en la PDI, ya que la última noche que se le vio con vida, el profesor visitó a su hermano, a quien dejó al cuidado de su hija de 7 años, aludiendo que iría a casa de unos amigos. 

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Estacionó el auto, bajó a pie con camisa ajustada y pantalón pitillo. Así se dejó ver el asesino confeso de Nibaldo Villegas cuatro horas después del crimen

Sin embargo, cuando se revisó el auto de Nibaldo, se encontró el traba volante puesto, lo que da a entender que la víctima planeaba quedarse en casa. 

Además, hubo otro detalle que hizo a las autoridades reaccionar: la rapidez con que Johanna Hernández, la ex pareja de Villegas, reconoció el torso que apareció en el mar. No había marcas, cicatrices ni tatuajes que facilitaran su identificación.

Alarcón agregó que fue clave "establecer primeramente de una manera científica y técnica la identidad del afectado y diferentes hipótesis", a la vez que agregó que se presentó información sobre Hernández y Francisco Silva, para que pasaran a control de detención por parricidio y homicidio calificado.

 

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