¿Cuál es el impacto de la suspensión de clases en el aprendizaje de los estudiantes chilenos? Esta es una de las preguntas que ha intentado responder un estudio realizado por el Ministerio de Educación a partir de una herramienta desarrollada por el Banco Mundial. 

El estudio “Impacto del Covid-19 en los resultados de aprendizaje y escolaridad en Chile” analiza los efectos de la suspensión de clases en el sistema educacional, considerando tres factores: la cobertura de la educación a distancia, condiciones de acceso (computador o tablet, internet) y capacidades de aprendizaje autónomo por parte de los alumnos.

"No basta con que establecimientos provean mecanismos, sino que se debe considerar la capacidad de aprender de forma autonoma por parte de los alumnos", explicó el ministro de educación, Raúl Figueroa, quien en las últimas semanas ha intensificado su llamado a retomar cuanto antes las clases presenciales. 

Uno de los resultados más preocupantes del estudio es el escenario donde la suspensión de clases se mantenga durante diez meses, esto es, todo el año escolar. Ahí se proyecta que los alumnos podrían perder, en promedio, un 88% de los aprendizajes esperados para un año.

Una situación que se vería agravada en los estudiantes de menores recursos (quintil 1), quienes podrían perder un 95% de los aprendizajes. En cambio, en el quintil de mayores ingresos, la caída sería de un 64%.

En cambio, en un escenario de 6 meses sin clases presenciales, los estudiantes podrían perder en promedio un 42% de los aprendizajes. 

En este caso, se mantienen las brechas de ingreso, aunque el impacto es menor: mientras que los del primer quintil podrían perder -en promedio- un 50% del aprendizaje, la caída solo sería de un 15% entre los más pudientes.

La brecha se explica porque si bien en promedio el 40% de los estudiantes accede a educación a distancia, solo un 27% lo hace entre quienes perteneces a los sectores más vulnerables. En tanto, mientras un 77% de los alumnos de menores ingresos cuenta con dispositivos para acceder a las clases, un 97% puede hacerlo entre quienes possen mayores recurso. Esto sin considerar otros factores, como el capital cultural de su entorno, el acceso a libros, un ambiente propicio de estudio, la alimentación, etcétera.

Otro efecto de la suspensión de clases se expresaría en la escolaridad ajustada. Se trata de un indicador que contrasta los años de estudio con los aprendizajes logrados. 

Y es que si bien en Chile la escolaridad es de 12 años, al ajustarlo a aprendizajes se reduce a 9,6 años. Y en este caso, frente a un escenario de 10 meses sin clases presenciales, la escolaridad ajustada caería a 8,3 años. Es decir, un retroceso de 1,3 años.

"Esta pérdida es superior a la reducción de un año completo, porque el cierre de las escuelas no solo impacta en la pérdida de aprendizajes durante el año, sino que también genera la pérdida de conocimientos adquiridos previamente y porque la reducción de los aprendizajes también dificultará la adquisición de conocimientos a futuro", explica el Mineduc.

El impacto de medidas de mitigación

De acuerdo al estudio, las medidas de mitigación -clases a distancia u otras- solo reducirían en un 6% el efecto del cierre de establecimientos públicos durante todo el año. 

En cambio, para aquellos que asisten a establecimientos particulares pagados, la educación a distancia podría mitigar un 35% del efecto del cierre de escuelas.

Para la representante del Banco Mundial, Emanuela Di Gropello, los costos de la pandemia en el aprendizaje van a ser altos.

Es por ello que enfatiza el llamado a que los establecimientos "piensen en estrategias efectivas para la recuperación académica, una vez que se retomen las clases", donde será clave evaluar el estado socioemocional y de aprendizaje de los estudiantes luego de meses de confinamiento.

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