Cada día son más los jóvenes que se atreven a emprender y asumir riesgos para crear su propio negocio.  Distintos actores, entre ellos investigadores,  economistas, emprendedores, empresarios y profesionales de gobierno, coinciden en la necesidad de potenciar el emprendimiento juvenil para disminuir las cifras de desempleo en este grupo.

Para lograr ese objetivo es importante generar estrategias políticas, económicas y sociales que favorezcan el desarrollo de habilidades en los jóvenes y, a la vez, oportunidades y programas que les faciliten emprender.

Según el informe Perspectivas Económicas de América Latina 2017: Juventud, Competencias y Emprendimiento, una quinta parte de los 163 millones de jóvenes que hay en América Latina trabajan en empleos informales, mientras que otra quinta parte no trabaja, no estudia y tampoco se capacita.

Ambos grupos equivalen a un cuarto de la población total de la región, y su tamaño evidencia la necesidad y urgencia de iniciativas que promuevan el empleo juvenil.

Un paso en esa dirección fue el “II Encuentro de Jóvenes de la Alianza Pacífico”, organizado por la empresa Nestlé en Santiago.

Emprender hoy

Durante el encuentro –realizado el pasado 31 de mayo- hubo un panel dedicado al emprendimiento, en el cual participaron Alberto Rodríguez, director del Banco Mundial para Bolivia, Ecuador, Perú y Venezuela; Francisco Javier Mejía, ex viceministro de Empleo y Pensiones de Colombia; y jóvenes emprendedores de Perú, Colombia y Chile.

Todos reflexionaron  sobre las realidades y dificultades comunes del emprendimiento en la región, y coincidieron que el gran desafío es generar contextos y redes que lo propicien y abran oportunidades a proyectos innovadores ideados por personas jóvenes.

Francisco Javier Mejía destacó que se necesita crear habilidades transversales para el emprendimiento. “Necesitamos que las personas tengan concepción de lo que significa ser emprendedor. Generar programas que permitan fomentar habilidades como saber trabajar, tener disciplina, capacidad de gestión y conocer los aspectos administrativos y legales que se necesitan para que una empresa funcione bien”.

Agregó que para ser emprendedor se necesita alguien que enseñe y ganar experiencia laboral  en un primer empleo. “En nuestro país creamos el Programa 40 mil Nuevos Empleos, en el que se gestionaron trabajos para jóvenes durante seis meses y en que el sector privado pagaba el 50% de los salarios y el gobierno el otro 50”. 

Programas e iniciativas como éstas –dijo- también contribuyen a desmitificar prejuicios sobre los jóvenes, como por ejemplo que no asisten al trabajo, que no cumplen, que no se comprometen o que abandonan tempranamente sus empleos. “Eso no es verdad. En el caso del programa el índice de deserción fue menor al 2%”, ejemplificó.

Pasión y Perseverancia

Los jóvenes emprendedores también compartieron su experiencia y motivaron a otros a creer en sus ideas y a atreverse a concretarlas.

Mónica Abarca, junto a otros profesionales, creó Qaira, una empresa peruana que desarrolla tecnologías para el medio ambiente. “Creamos drones para medir la calidad del aire y saber qué aire estamos respirando y qué acciones pueden tomarse para mejorarlo. Partimos trabajando con el sector minero y ha sido toda una aventura trabajar con la empresa privada. Nos ha ido bien, porque trabajamos con empresas que creen en la inversión y consideran que esto es un beneficio”.

María del Mar Pizarro es cientista-político y curadora de arte. Sin embargo, su interés por la sustentabilidad y el cuidado del medio ambiente la llevó a crear Biogar, una empresa que se dedica a producir y comercializar productos de limpieza biodegradables que no dañan  la naturaleza.  Más del 99% de los ingredientes que utilizan son derivados de plantas y minerales, y se biodegradan en el agua en 28 días o menos.

Ella comparte que emprender ha sido un desafío, y que en Colombia es difícil conseguir financiamiento y recursos para proyectos cuando se es joven. Con perseverancia ha logrado impulsar y sostener su empresa, y actualmente está interesada incorporar socios  para hacer crecer su emprendimiento.

Todo, en el balance, ha sido un proceso gratificante, por lo que animó a los jóvenes a asumir riesgos y a no tener miedo de cometer errores, ya que de ellos también se aprende.

Para Felipe Bengoa emprender partió como un hobby junto su socio, Nicolás Fernández. Cuando eran compañeros en la carrera de arquitectura empezaron a recopilar fotografías históricas de ciudades chilenas, y se dieron cuenta de que en las redes sociales sus imágenes tenían gran impacto. Entonces, decidieron crear una plataforma donde compilar toda esa información y nació En Terreno.  “La idea era que las personas pudieran acceder gratuitamente a la plataforma y también compartir fotos que tuvieran algún valor histórico o patrimonial. Con esto queremos potenciar la educación, el rescate de la historia, y el valor patrimonial y turístico de distintos lugares del país”, comentó.

Desde el año pasado se han profesionalizado y han ido desarrollando el potencial del proyecto. Recientemente lanzaron una nueva plataforma (www.enterreno.com), que es el primer archivo fotográfico colaborativo de Internet.

Su emprendimiento también ofrece un servicio de creación de perfiles a distintas instituciones,  restaurantes, empresas y organizaciones que tengan un valor histórico.

Ha sido tal el interés que actualmente en las redes sociales En Terreno cuenta con 130.000 seguidores, y en menos de un mes miles de usuarios han visitado su nueva plataforma.

En el caso de Daniel Gómez fue su espíritu investigativo el que –a los 16 años-  lo llevó a crear biocombustibles a partir de desechos. Aunque siempre se imaginó como un científico, luego de estudiar y titularse de ingeniero químico creó su propia empresa, Solben, que se dedica a la producción de biocombustibles.

“Yo vengo del mundo científico y tuve la oportunidad  de desarrollar diferentes tecnologías, patentarlas y luego darme cuenta de que tenía la capacidad de compartir y vender mis ideas. Ha sido un proceso intenso. Me tocó pasar de la etapa de ciencia a emprender y generar una estructura que transformara mi negocio  en una empresa, porque un negocio es más transaccional y la empresa es una cultura, un equipo de trabajo”.

Daniel llama a los jóvenes a animarse a emprender y a seguir su pasión. “Si sigues tu pasión, el dinero y el éxito van a llegar solos. No importa que tome años, vas a  disfrutar del proceso de creación de toma de decisiones, y poder hacer  lo que verdaderamente te apasiona es algo que te dará satisfacción a lo largo de toda tu vida”.

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