Felipe Berríos renunció oficialmente a la Compañía de Jesús, alegando sentirse “maltratado por el gobierno de la Compañía”.

El sacerdote es investigado por casos de presunto abuso sexual. De hecho, la investigación canónica estableció la “verosimilitud de actos de significación sexual de distinta relevancia que habrían afectado a siete mujeres jóvenes y adolescentes”, estos se referirían a “tocaciones y diversos traspasos de límites en el ejercicio del sacerdocio, entre los años 1993 y 2009”.

Según recogió The Clinic, a través de una carta enviada a sus “compañeros jesuitas”, Berríos indicó que “por una parte, he sido denunciado de hechos que no he cometido; por otra, se han atribuido a gestos y palabras mías connotaciones que nunca tuvieron”.

“Una cosa es que mi forma de ser sacerdote, horizontal y directa, pueda haber incomodado o ser considerada inadecuada por alguien, pero no comprendo por qué el gobierno de la provincia insinúa en sus declaraciones que se me ha investigado por hechos que podrían constituir delitos graves”, agregó.

De paso, catalogó de “inaceptable” que un chileno “sea sometido a un proceso jurídico distinto al estado de derecho”.

Y, junto con eso, apuntó sentirse “maltratado por el gobierno de la Compañía”, indicando que “sus ambiguas declaraciones a la prensa han sido condenatorias. Todo esto en un proceso mediático con filtraciones intencionadas que me han perjudicado”.

El Provincial ha tenido actitudes objetivas y comprobadas en que ha optado más por cuidar la imagen de la institución y su propia persona, que la búsqueda de la verdad y la justicia. Si por alguna razón el Provincial ha sido incapaz de actuar como Provincial, tiene para ello un Socio y Consultores para corregirlo, quienes han brillado por su ausencia”, complementó en la misiva.

Siguiendo esa línea, dijo que “se me pide una obediencia que violenta mi libertad de conciencia y atrofia mi vocación. Jamás debería haber existido este dilema; en que para vivir mi vocación de jesuita debo de renunciar a ser jesuita”.

Queriendo profundamente a la Compañía de Jesús, y estando agradecido por todo lo que ella me ha dado, y muy consciente de que gracias a ella he podido identificarme con el Señor y su evangelio, por lealtad a la misma Compañía, debo renunciar a ser jesuita. No puedo permanecer indefinidamente lejos de mi comunidad; no puedo ser jesuita y no obedecer; no puedo irme a La Chimba haciéndome el leso, porque eso sería traicionar mi conciencia, la misma que la Compañía me ayudó a formar”, agregó.

Tal vez este sea el día más triste de mi vida, pero si no doy este paso, todos mis días en adelante se harían tristes y estoy hecho para en todo amar y servir”, manifestó.

Y, por lo mismo, indicó que “por ahora volveré a La Chimba a compartir la vida de los excluidos, misión que la Compañía me había dado”.

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