Un estudio realizado por el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) sobre las cárceles en Chile evidenció que en once recintos no existen las camas suficientes y hay una variedad de plagas.

El informe se realizó con datos de 2019 y también detectó que, en algunas cárceles, los reos pueden pasar entre 18 a 20 horas sin comida.

El sistema carcelario chileno cuenta con 83 unidades. De ellas, 45 tienen un nivel de ocupación que excedía su capacidad. Además, los datos recopilados en 2019 exponen que 19 unidades superaban el 140% de ocupación, considerado como nivel crítico. Las más afectadas eran Taltal (265,6%), Copiapó (220,7%), Santiago Sur (203,8%) y Petorca (200%).

Según detalla el INDH, la Unidad de Protección de Derechos visitó 44 cárceles, entre las regiones de Valparaíso, Metropolitana, O´Higgins, Ñuble, Biobío y Araucanía. En muchas llamó la atención la dificultad en tener condiciones de higiene y alimentación adecuadas

En 11 de las 44 no había camas para todos los reclusos; en 24 el acceso al agua no estaba asegurado las 24 horas al día. En 23 el acceso a servicios higiénicos no era permanente y los reclusos deben usar una bolsa o un balde. Una limitada cantidad de cárceles tenía condiciones de privacidad que aseguren la intimidad en el uso de los servicios higiénicos.

Plagas y falta de camas

Entre las cárceles donde no había camas para todos los reclusos en la Región Metropolitana se encuentran Colina II, Puente Alto, Santiago Sur, San Joaquín y también el recinto concesionado de Santiago I. En este último sitio se vio que una persona llevaba cinco meses privada de libertad y no tenía colchón

Además, no había acceso permanente a servicios higiénicos en Colina I, Colina II, Puente Alto, Santiago Sur y la Unidad de Alta Seguridad.

Se advirtieron plagas en once de las 44 cárceles inspeccionadas. En algunas de ellas se detectaron vinchucas, ratones, chinches, pulgas, palomas y/o cucarachas.

Alimentación

En 20 de las 44 cárceles observadas, a las personas privadas de libertad no se les proporcionaban platos, bandejas ni cubiertos para comer. También se detectó que transcurría una gran cantidad de horas entre la última comida del día y la primera de la jornada siguiente. En algunos casos pasaban entre 18 y 20 horas.

Según la información recopilada por el INDH, el lapso de 20 horas se registró en Valparaíso. En tanto, el de 18 horas lo constataron en San Miguel, Puente Alto y Santiago Sur. En Santiago I este período llegó a 17,5 horas. 

En cuanto a Valparaíso, el informe destaca que los reclusos recibían desayuno a las 9 horas, almuerzo a las 11:30 y cena a las 13 horas. Se manifestó que se entregaba una colación a las 21 horas, pero otros reclusos refirieron que no recibían colación y por lo tanto, la cantidad de horas entre la última comida del día y la primera del día siguiente para algunos podía llegar a 20 horas.

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