Durante más de una década, distintos procedimientos policiales documentaron la participación de José Antonio Araya, más conocido como Joselo, en episodios de violencia que afectaron a vecinos de la población La Victoria, en la región Metropolitana.
Su detención, realizada hace más de tres años, y los antecedentes que la rodearon, fueron recopilados por un reciente reportaje.
Las denuncias reunidas por las autoridades durante ese período ubicaron al imputado entre los sujetos que ejercían control coercitivo en distintos pasajes y accesos del sector.
Vecinos relataron que, especialmente en horario nocturno, se escuchaban disparos al aire junto a diversas formas de intimidación contra residentes y comerciantes.
Es importante recalcar que su captura no fue reciente, sino que ocurrió hace más de tres años, luego de una serie de diligencias que permitieron establecer su participación en distintos delitos.
En aquel operativo, personal de Carabineros incautó armas, municiones y otros elementos asociados a actividades ilícitas, material que posteriormente fue incorporado a la carpeta investigativa.
De acuerdo con registros judiciales, Araya ya acumulaba detenciones previas y se desplazaba entre distintos domicilios para evadir controles, siendo incluso formado en el Movimiento Juvenil Lautaro. Las causas que enfrentó incluyeron porte ilegal de armas, receptación y amenazas, además de antecedentes vinculados al tráfico de drogas.
Los vínculos de Araya con esta organización duraron varios años, incluso tras el retorno a la democracia y luego de la caída del régimen del dictador Pinochet.
El impacto de Joselo en la comunidad
El reportaje incluyó además antiguos testimonios de vecinos que recordaron aquellos años como un período de alta tensión.
Varios de ellos relataron -bajo reserva- que debían modificar horarios y rutas habituales para evitar encuentros con el grupo liderado por Araya. Allí se mencionó además episodios de disparos contra viviendas y advertencias directas a quienes intentaran denunciar.
Estas situaciones motivaron operativos focalizados y un reforzamiento policial en la zona, medidas que se mantuvieron incluso después de su detención debido al temor de posibles represalias.
Según los archivos revisados por T13, tras su aprehensión Araya enfrentó diferentes procesos judiciales relacionados con los hechos investigados. La revisión de su prontuario y de las causas asociadas permite comprender la dimensión del caso y el nivel de violencia que marcó a la comunidad durante ese período.
Pese a que su detención quedó atrás, el nombre de “Joselo” todavía circula en los relatos de vecinos que vivieron esos años de tensión. Su historial, revivido en el reportaje, sigue siendo un ejemplo contundente de cómo un solo individuo puede aterrorizar a un barrio entero.