Durante la noche de este miércoles, Reportajes T13 evidenció en exclusiva lo que hay detrás de la eliminación de memoriales vinculados al narcotráfico y el crimen organizado, y también las consecuencias.

La destrucción de los llamados 'narcomausoleos' se ha convertido en una medida ampliamente demandada por autoridades comunales, que buscan contar con mayores facultades legales para intervenir estos espacios.

Sin embargo, cada demolición no solo implica remover estructuras ilegales: también desata episodios de violencia como respuesta a la intervención del Estado en espacios tomados simbólicamente por clanes delictivos. Uno de los casos más recientes se vivió en El Monte, donde se demolieron cuatro narcomausoleos levantados en plena vía pública.

Durante los operativos, fueron derribados memoriales dedicados a personas con extensos prontuarios policiales. Entre ellos, el de Manuel Araya Carrasco, ubicado en la población El Esfuerzo. Este lugar no solo era un punto de reunión, sino que también fue escenario de delitos como robos e incluso un homicidio

Otro de los memoriales destruido fue el de José Miguel Marambio Araneda, que estaba a pocas cuadras de una subcomisaría. Su familia celebraba allí cumpleaños, con conexión eléctrica, fuegos artificiales y festejos que inclusive incluían balazos.

La venganza en El Monte tras la destrucción de narcomausoleos

Si bien la operación se realizó sin mayores incidentes en el momento, horas más tarde la respuesta fue inmediata y violenta: cinco buses y dos camiones fueron incendiados, en lo que las autoridades sospechan fue una represalia directa por la destrucción de estos memoriales.

El ataque no se detuvo ahí. La nimita del exalcalde de El Monte, Felipe Gómez, también fue vandalizada. Como reacción, la Municipalidad presentó una querella por el delito de incendio contra quienes resulten responsables.

La propia alcaldesa de El Monte, Zandra Maulén, denunció haber sido blanco de agresiones: “estuvieron lanzando piedras a mi casa, pero bueno… aquí estamos”.

Cabe señalar que desde 2023, se han destruido cerca de 100 narcomausoleos, pero con cada demolición crece también el riesgo de que se generen nuevas escaladas de violencia.

En comunas como San Ramón, donde hay identificados al menos 25 narcomausoleos, los vecinos temen hablar y prefieren guardar silencio. “Yo no me meto, no digo nada porque después me pueden agarrar a balazos”, dice uno de ellos.

Aunque algunas demoliciones han dado paso a obras comunitarias —como el caso de Lo Espejo, donde se construyó una plaza pública—, otras veces los sitios quedan abandonados. Así lo advierte el alcalde de San Ramón, Gustavo Toro, quien señala que “cuando los derribamos y no hay ninguna inversión y queda un sitio eriazo, queda la construcción dañada, la verdad es que no tiene ningún resultado porque después vuelve a construirse”.

Publicidad