El Portal Fernández Concha, emblemático edificio del centro de Santiago, vive una crisis prolongada que amenaza tanto su patrimonio como la seguridad de vecinos y trabajadores. En un reportaje de Teletrece, Miguel Cárdenas, encargado de seguridad de 52 años contratado por la empresa Well Side Company, entregó un crudo testimonio sobre la violencia, las amenazas y el poder del crimen organizado que ha operado durante años en el histórico recinto.
Según Cárdenas, los ataques en su contra han sido recurrentes: cerca de diez intentos de homicidio, agresiones físicas y amenazas directas por parte de grupos que buscaban mantener y explotar un lucrativo mercado ilícito en el interior del edificio. “Mi cabeza debe costar 20 a 25 millones de pesos”, aseguró con firmeza, reflejando el peligro personal que enfrenta por su labor de intervención y control.
"Las personas que quieren seguir con la prostitución viven aquí mismo. Me ofrecían 200 mil pesos por seguir ingresando prostitutas, en efectivo. Mi cabeza tiene un precio" señaló.
Los negocios ilegales detrás del Portal Fernández Concha
El encargado relató que la actividad delictual no se limitó a la prostitución adulta: en el Portal Fernández Concha operaron organizaciones como el Tren de Aragua y el Cártel de Jalisco Nueva Generación, según su relato, y el negocio llegaba a generar millonarias sumas mensuales. En días habituales, explican las fuentes, habría hasta 800 clientes diarios repartidos en cerca de 40 departamentos; en jornadas puntuales, esa cifra podría superar los 1.000. Las trabajadoras sexuales, añadió, podían percibir entre 400.000 y 500.000 pesos diarios en determinadas condiciones.
Cárdenas denunció además situaciones de extrema vulnerabilidad: prostitución infantil, consumo de drogas con presencia de menores y estafas a clientes. En uno de los episodios más impactantes que narró, el guardia describió haber hallado a un bebé de tres meses abandonado en el piso de un departamento durante una fiscalización. “Lo tomé, lo saqué. ¿Por qué no puedo dar la pelea?”, preguntó, subrayando su motivación para continuar la labor pese al riesgo.
El profesional relató que, tras negarse a facilitar el ingreso de personas vinculadas a la prostitución, recibió ofertas de soborno “me ofrecían 200 mil pesos en efectivo” y sufrió agresiones físicas. “Vinieron y me rompieron la cabeza”, dijo, recordando que su única visita oficial al día siguiente fue la de la alcaldesa, que le expresó su pesar.
Aunque reconoce avances: operativos municipales, fiscalizaciones de Carabineros y acciones de su equipo que han logrado desarticular locales de venta clandestina de alcohol y cocinerías ilegales, Cárdenas advierte que la amenaza persiste. “Ha bajado, pero todavía queda. Aquí están tratando de ingresar; todavía tenemos gente que quiere que el portal vuelva a ser lo mismo”, aseguró.