En una audiencia de formalización realizada este sábado, la fiscal Rossana Folli entregó detalles cruciales sobre la investigación por el homicidio de Francisco Albornoz, el joven farmacéutico de 21 años cuyo cuerpo fue hallado sin vida en el río Tinguiririca, en la región de O’Higgins, después de más de una semana de búsqueda.
El Ministerio Público formalizó a dos imputados, Cristian González, médico ecuatoriano de 31 años, y José Miguel Baezza, chef chileno de 43 años, conocido como "Kai", por homicidio calificado. La fiscalía solicitó prisión preventiva para ambos, solicitud que fue acogida por el 8° Juzgado de Garantía de Santiago. Sin embargo, el tribunal calificó inicialmente el delito como homicidio simple.
Gabriel Solorzano, abogado de González aseguró que los tres hombres consumieron altas cantidades de drogas y que la muerte de Francisco pudo deberse a una sobredosis, sin embargo, tras la autopsia, la teoría fue descartada.
Los chats de los imputados por la muerte de Francisco Albornoz
La fiscal Folli detalló que la muerte de Francisco Albornoz ocurrió en la madrugada del 24 de mayo en un departamento en Ñuñoa, donde el joven se encontraba con los imputados. Según la investigación, Albornoz recibió golpes en la cabeza que le causaron untraumatismo encefalocraneano, identificado como la causa de su fallecimiento. La fiscal afirmó que la muerte del joven formó parte de un "plan delictual" diseñado por los imputados con el fin de asesinarlo y garantizar que no pudiera defenderse.
Un giro clave en la investigación fue el hallazgo de conversaciones en los teléfonos de los imputados. Según detalló una fuente anónima, que ingresó a la audiencia, a LUN, durante la instancia se informó que en los chats de WhatsApp del día 23 de mayo, los acusados ya tenían planeado lo que iban a hacer con Francisco. En uno de los mensajes, Baezza le dice a González: “Aquí ya tenemos uno (por Francisco), si llevai’ cloroformo, droga, marihuana, etcétera.”
Según la fiscalía, tras la muerte de Albornoz, los imputados colocaron su cuerpo en un saco de dormir y lo trasladaron al estacionamiento del departamento. Allí, lo metieron en el maletero del vehículo de González, donde lo transportaron durante cerca de siete horas por distintas zonas de Santiago, incluyendo la comuna de La Pintana. En el trayecto, incluso se detuvieron a comprar bebidas y papas fritas.
Finalmente, los acusados llegaron al río Tinguiririca en la región de O'Higgins, donde arrojaron el cuerpo de Albornoz desde una altura de 50 metros. Posteriormente, fueron a comprar guantes y una soga, con la que ataron el cadáver al auto para evitar que fuera visible, y uno de los imputados descendió por una quebrada para acomodarlo.
A la audiencia de formalización solo ingresaron tres familiares de Francisco; sus hermanas, Valentina y Elizabeth Coronado y su tía Elsa Gallegos. Su madre, Jacqueline Díaz prefirió no ingresar a la audiencia por temor a una eventual descompensación producto de su diabetes.