El exdirector de la Policía de Investigaciones (PDI) Héctor Espinosa fue declarado culpable, este miércoles, por los delitos de malversación de caudales públicos, falsificación de instrumento público y lavado de activos.
Si bien Espinosa estuvo en prisión preventiva, los últimos meses tuvo una medida cautelar menos gravosa, pero tras la condena el tribunal ordenó que volviera a la cárcel. Esto, según dijo el juez, por el eventual “peligro de fuga” que tendría Espinosa.
El fiscal jefe de la Unidad de Alta Complejidad de la Fiscalía Oriente, Miguel Ángel Orellana, dijo que el Ministerio Público no había aludido a este factor, pero sí lo compartió.
“Nosotros no hicimos una alegación en clave de peligro de fuga, hicimos una alegación en clave de peligro para la seguridad de la sociedad, por los delitos imputados”, explicó Orellana a T13.
“No tengo ningún antecedente específico respecto de este particular, pero coincido con el tribunal que lo resolvió en el sentido que es una persona que tiene una cantidad importante de contactos…”, agregó.
“Los tuvo en su momento, se hizo muy difícil perseguirlo al comienzo de esta investigación cuando venía recién saliendo de ser el director de la PDI, y generó, permítame decirlo, un falso dilema cuando se planteó como un representante, en esta situación en particular, de la Policía de Investigaciones. Aquí la fiscalía no fue contra la PDI, ni el nombre de la PDI, ni el prestigio de la PDI”, siguió.
“Él se trató de involucrar con la PDI como si este caso hubiese estado dirigido contra la institución que él dirigía, y eso no era así”, complementó.
La nula colaboración de Espinosa en el juicio
El fiscal Orellana acusó, además, que el exdirector de la PDI no colaboró en ningún momento con la investigación.
“La fiscalía así lo reseñó al final de la audiencia: dijimos que la condena a Héctor Espinosa no es gracias a él, es a pesar de él. Héctor Espinosa nunca entregó ninguna información útil a la investigación, cuando fue citado a declarar nunca prestó declaración a pesar de estar asesorado en esa época por un abogado importante de la plaza”, explicó.
“Probablemente si nada hubiese tenido que temer ni que ocultar, ese hubiese sido el paso natural, pero lamentablemente para él estaban esas sustracciones de dinero que no podía justificar”, añadió.