Cristóbal Cabrera Morales, más conocido como "El Cisarro" fue apuñalado, la tarde del miércoles, en la Cárcel de Puente Alto. Habría sufrido una herida en el tórax en medio de una riña, por lo que fue trasladado al Hospital Sótero del Río.

El joven de 21 años, quien se hizo conocido cuando era menor de edad por su prontuario delictual, está recluido hace poco menos de un mes, cuando fue detenido por 28° vez luego de asaltar y maniatar a una familia en su vivienda de Buin. 

En su momento cuando tenía 11 años, Cabrera fue derivado a la Unidad de Hospitalización Psiquiátrica del Luis Calvo Mackenna en 2010, donde fue atendido por Rodrigo Paz. 

En conversación con LUN, el psiquiatra que lo atendió recordó que cuando el joven llegó hasta el lugar era "un símbolo de la delincuencia juvenil, el que salía en la tele pateando y que efectivamente era súper agresivo, violento y sin control de sus impulsos. Al hospital, de hecho, llegó escupiendo".

Y agregó: "Hicimos una evaluación intensiva, con un equipo multidisciplinario de profesionales y llegamos a la conclusión de que Cristóbal padecía un grave trastorno anímico, con descontrol de impulsos, adicto a la marihuana y al alcohol, y que su participación en estos delitos se podía entender por su descontrol y porque venía de una familia sumamente disfuncional". 

En ese contexto, el psiquiatra explicó que el joven empezó a recibir apoyo sicoterapéutico con una psicóloga especializada en niños de esas características y también tratamiento farmacológico. "Logramos que mirara críticamente esa identidad de niño choro, para que a partir de ahí pudiera vislumbrar otras identidades posibles". 

De esa manera, Paz señaló que lograron que asistiera a la Escuela de Fútbol de la Universidad de Chile, y que retomara sus estudios. "Cristóbal había abandonado el colegio en segundo básico y con nuestra ayuda pudo llegar a séptimo". 

Y agregó: "¿Qué consecuencias tuvo esto? Que no delinquiera en casi cuatro años. Hasta que el Estado nuevamente lo abandonó".

En 2011 la unidad donde "El Cisarro" estaba siendo tratado cerró y fue trasladado al centro del Sename de Playa Ancha, lugar donde siguió su tratamiento médico que fue interrumpido antes de que cumpliera 14 años, al ser puesto en libertad. Desde ahí que ningún organismo monitoreó su estado y volvió a participar en una serie de ilícitos.

"Aún puede rehabilitarse"

Respecto a la actualidad del joven, Paz señaló que "es bien triste esto. Muy indignante, pero sobre todo muy triste. Porque nosotros demostramos que podíamos sacar adelante a Cristóbal". 

Además, mencionó que después de la terapia, Cristóbal era "un chiquillo dulce, cariñoso, que quería ser futbolista. Al frente de nosotros funcionaba la Casa Nacional del Niño, con niños con problemas neurológicos muy graves, y ellos llegaban a golpear la puerta para preguntar por Cristóbal, querían jugar con él. Cristóbal tenía una cosa muy paternal con ellos. ¡A sus 11 años!". 

Por otro lado, "era un niño que no quería dormir solo y tenía que dormir con un oso de peluche. Ese es el Cristóbal que conocí. Sin tratamiento médico aparece el Cisarro: violento, impulsivo. Cuando se transforma en Cisarro no mide nada, no hay riesgo, no hay consecuencias, es pura agresividad".

El psiquiatra aseguró que aún es posible que Cristóbal se rehabilite, pero que para eso "el Estado debería querer invertir en él. Medicarlo, terapiarlo, tratar a su familia. Una vez que esté tratado, relocalizar a esa familia en un espacio donde puedan tener una vida sin tener que delinquir. Se los digo a todos: detrás de este Cisarro hay un niño, un joven, que se llama Cristóbal, que aún puede rehabilitarse. Quizás esta sea nuestra última oportunidad". 

 

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