El Centro UC de Estudios y Encuestas Longitudinales (CEEL) y la Achs presentaron la primera versión de un estudio que indaga de manera inédita la prevalencia del dolor crónico en la población nacional.

David Bravo, director del CEEL, destaca que “hasta ahora en Chile no contábamos con información representativa sobre la prevalencia de dolor crónico para el total de la población. Estos datos nos van a permitir dimensionar el problema, sus causas relacionadas y hacer una contribución a las políticas públicas y estimar el costo para el país de este problema de salud pública”.

El estudio se llevó a cabo entre marzo y mayo de 2023, a través de entrevistas telefónicas a una muestra representativa a nivel nacional de 3.012 personas de 18 años o más.

Mujeres y desocupados, los más afectados

Desde la variable de género, los hallazgos muestran datos preocupantes porque son las mujeres quienes más padecen de dolor crónico, casi duplicando en prevalencia con un 32,9% respecto de un 18,9% entre los hombres y, además, siendo éste experimentado con mayor severidad, con un promedio de 6,9 versus 6,2 en una escala de 0 a 10.

La situación laboral de las personas es también otro factor que ayuda a la comprensión del dolor crónico en Chile. Quienes se declaran inactivos y desocupados presentan mayor prevalencia de dolor, con un 33,8%, y 33,4%, que quienes se encuentran trabajando al momento del estudio (22,4%). Del mismo modo, la severidad del dolor es mayor entre los inactivos (7,1) y desocupados (6,8) respecto de quienes trabajan (6,4).

La situación previsional de las personas es otra variable de interés. La mayor proporción de personas con dolor crónico son aquellas sin ningún tipo de previsión de salud donde un 49,5% de la población declara tenerlo (dolor crónico). Para quienes tienen previsión, un 29,4% de los afiliados a Fonasa lo señalan y un 13,4% de quienes están afiliados a Isapres.

La condición de salud de las personas muestra que quienes presentan algún tipo de enfermedad crónica, como por ejemplo diabetes o hipertensión, manifiestan tener dolor crónico en mayor medida que quienes no las padecen. Un 17,1% de las personas que no tiene comorbilidad presentan dolor crónico, en comparación con un 28% entre quienes tienen una enfermedad crónica y el 47,7% que lo sufre entre los que declaran dos o más enfermedades crónicas.

Impacto en la calidad de vida 

El impacto negativo en las actividades de la vida cotidiana es uno de los efectos del dolor crónico, ya que interfiere en tareas diarias, recreativas y laborales. En una escala de 0 a 10, donde 0 indica ninguna interferencia y 10 interferencia extrema, las personas declaran un promedio de 5,7 de afectación en sus tareas diarias, un 4,7 en la capacidad para participar de actividades recreativas y sociales y un 4,6 en actividades laborales. El dolor afecta en mayor magnitud a las mujeres que a los hombres en sus actividades diarias y, tal como ocurrió con la prevalencia y la severidad del dolor crónico, se aprecia que el impacto de este es mayor en quienes no tienen un empleo (desocupados e inactivos) en relación con los ocupados

Estos resultados nos permiten comprender con mayor profundidad que el dolor crónico es una realidad que afecta a un porcentaje muy alto de la población y que aún así no tiene la visibilidad suficiente. Representando una de las mayores causas de pérdida de salud y años de vida siendo sus razones muy diversas. Es crucial seguir dándole visibilidad y aumentar los esfuerzos para su comprensión y tratamiento”, concluye Juan Carlos Velez, médico Jefe de Rehabilitación del Hospital del Trabajador Achs.

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