La noche de este sábado 13 de mayo se realizará el cambio de hora. Al llegar la medianoche del domingo, los relojes se deberán retrasar en 60 minutos en todo el territorio nacional, a excepción de la Región de Magallanes. 

Si bien el cambio de hora permitirá contar con más luz natural a primera hora del día, puede provocar alteraciones en el sueño de los niños. 

“La primera semana tras la modificación horaria es posible que nuestros hijos presenten alteraciones normales, por ejemplo, problemas con las rutinas de sueño, alimentación o mayor irritabilidad en sus actividades cotidianas”, explica la psicóloga del Departamento de Fonoinfancia de la Fundación Integra, Claudia Moya.

Es por ello que la experta hace un llamado a los padres a tomar simples medidas para ajustar el reloj biológico de los niños y niñas.

¿Qué medidas tomar para ajustar el reloj biológico de los niños?

1-Adelantar progresivamente el horario 

La especialista plantea a los padres que “al menos dos o tres días antes del cambio es ideal que adelantemos progresivamente unos 15 minutos las rutinas de los niños, como la alimentación y los horarios para levantarse y acostarse". 

"Es relevante que estos cambios de hábitos sean compartidos por el resto de los integrantes de la familia, así habrá un proceso integral en el hogar”, sostiene.

2-El día más complejo para conciliar el sueño

Moya señala que “al momento de conciliar el sueño, el día más complejo para nuestros hijos es el domingo por la noche, ya que se podrían incomodar por un horario que no les resulta normal. Sin embargo, estos inconvenientes deberían ir en descenso en los próximos tres días o máximo una semana”, explica.

3-Tener en cuenta que los niños reaccionan de diferentes maneras

La psicóloga de Integra llama a los adultos a tener “paciencia” y “ser ingeniosos”. 

“Cada niño y niña es único, por ello pueden reaccionar de diferentes maneras. Para ayudarlos podrían invitarlos a cambiar juntos el reloj o hacerles notar los cambios de luz en los horarios en que veían sus monitos”, detalla.

La experta señala que  “siempre el diálogo fortalece la relación con nuestros hijos e hijas. Este cambio puede servir para explicarles la realidad que los rodea, por ejemplo, las estaciones del año, las caídas de las hojas en otoño o el aumento de las actividades al interior de la casa por la baja de las temperaturas”.

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