Un grupo interdisciplinario compuesto por especialistas del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas (FCFM) de la misma universidad y el Hospital San Juan de Dios creó un “robot social” que ayuda a asistir a los pacientes que están aislados con COVID-19, disminuyendo el riesgo del personal de salud, y también los ayuda a comunicarse con sus familias.

Pudú, como ha sido llamado el robot, suple también la escasez de insumos de protección personal que hay actualmente en el servicio de salud pública, según dicen desde la institución académica.

El proyecto fue liderado por la psicóloga Verónica Vargas-Araya, psicointensivista del hospital clínico y encargada del área de salud emocional de la Unidad de Pacientes Críticos (UTI); el doctor Mauricio Salazar, neurólogo del Hospital San Juan de Dios, creador del Proyecto de Teleneurología; y el doctor Javier Ruiz del Solar, académico del Departamento de Ingeniería Eléctrica de la FCFM y director ejecutivo del AMTC.

“Este proyecto corresponde al primer paso en Chile donde la robótica logra brindar a los pacientes atenciones de salud mental y de distintas especialidades médicas que no requieran de manipulación, como también acercar a los mismos con sus familias a distancia. Los pacientes que enfrentan hospitalizaciones prolongadas, como los ingresados al hospital con diagnóstico COVID-19, desarrollan importantes síntomas ansiosos, depresivos y angustiosos, por lo tanto, el acompañamiento psicológico es una necesidad”, dijo la psicóloga Vargas-Araya.

La creación de Pudú consistió en adaptar un robot de diseño propio para poder cumplir con los requerimientos del proyecto. En sólo tres semanas, Rodrigo Salas, Giovanni País, Ulises Campodónico, Nicolás Marticorena, Pablo Alfesi, Javier Urrutia y Víctor Contreras, generaron una versión final que cumplió con los requisitos para permitir la teleasistencia de pacientes, facilitar una comunicación en modalidad de telepresencia, de fácil operación y construido con materiales compatibles con los estándares sanitarios de los recintos de salud.

El robot ya ha sido probado y validado en dos ocasiones por personal médico, la Unidad de Infecciones Asociadas a la Atención en Salud y con pacientes internados en el Hospital Clínico de la Universidad de Chile. Se espera que en una semana comience su trabajo en esta institución de salud.

El equipo ya inició el proceso de construcción de otros dos robots, financiados parcialmente con aportes de privados gestionados por Mauricio Salazar, los cuales serán destinados al HCUCH y al Hospital San Juan de Dios.

La utilización y coordinación de los robots en los recintos hospitalarios estará a cargo de Vargas-Araya y Salazar, iniciando su labor asociada a la atención de salud mental y de contacto de pacientes y familias con un potencial de expansión de sus utilidades aún en desarrollo.

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