"Víctor, un canto inconcluso" es el título del libro de Joan Jara donde relata su relación con el cantautor Víctor Jara, el dolor por su asesinato y la incesante búsqueda por justicia. 

Se trata de un texto editado en 1983, traducido a más de 20 idiomas, y que constituye uno de los textos fundamentales para abordar la partida del compositor de "El derecho de vivir en paz", tema que se ha convertido en una suerte de himno colectivo de las protestas que remecieron Chile en octubre de 2019. 

La reedición de este libro -cuyo lanzamiento se realizará de manera virtual el miércoles 23 de septiembre a las 19 horas- es parte de las actividades que realizará la fundación Víctor Jara a 47 años de su muerte, ocurrida el 16 de septiembre de 1973 al interior del Estadio Chile, donde se encontraba detenido tras el golpe de Estado y donde fue sometido a torturas.

¿Qué fue de la investigación por su muerte?

Fue en julio de 2018 que el ministro en visita para causas por violaciones a los DD.HH de la Corte de Apelaciones de Santiago, Miguel Vázquez, condenó a nueve miembros en retiro del Ejército por su responsabilidad en el homicidio de Jara y de Littré Quiroga, en ese entonces director general de Servicio de Prisiones y militante del Partido Comunista (PC).

En un fallo de más de 300 páginas el ministro Vásquez condenó Hugo Sánchez Marmonti, Raúl Jofré González, Edwin Dimter Bianchi, Nelson Haase Mazzei, Ernesto Bethke Wulf, Juan Jara Quintana, Hernán Chacón Soto y Patricio Vásquez Donoso a penas de 15 años y un día, en calidad de autores de los homicidios, y a tres años de presidio, como autores del delito de secuestro simple de ambas víctimas.

Por otro lado, el ex oficial Rolando Melo Silva fue condenado 5 años y un día de presidio como encubridor de los homicidios y 61 días como encubridor de los secuestros.

Y en el ámbito civil, se condenó al Estado de Chile a pagar una indemnización total de mil trescientos setenta millones de pesos ($1.370.000.000) a familiares de las víctimas.

"Es una derrota importante para los que quieren negar la historia y un duro golpe a la impunidad", afirmó en ese entonces Joan Jara, junto con sus hijas Manuela y Amanda, esta última hija biológica del cantautor.

El fallo judicial estableció que tras ser detenidos Jara y Quiroga fueron trasladados al Estadio Chile (hoy llamado Víctor Jara en su honor), donde fueron sometidos a torturas sistemáticas por parte de los militares condenados. Diversos testigos del proceso dieron cuenta de cómo el cantautor tenía las manos destrozadas tras los sometimientos, a tal punto que no era capaz de sostener un cigarro por su propia cuenta.

Luego que los militares trasladaran al resto de los detenidos al Estadio Nacional, cometieron el asesinato de Jara, quien recibió un primer disparo en la nuca, el que causó su muerte, y que vino seguido de otros 43 en diversas partes del cuerpo. 

Jara tenía 56 fracturas y sus manos con las que tocaba la guitarra estaban destrozadas. 

Acto seguido, los cuerpos de Jara y Quiroga -quien recibió 23 disparos- fueron sacados del Estadio Chile y lanzados en la vía pública, junto a los cadáveres de otras personas de identidad desconocida, asesinadas igualmente a balazos.

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