En una entrevista concedida a un grupo de periodistas de medios estatales durante la campaña para su reelección presidencial en 2012, el entonces mandatario venezolano Hugo Chávez vaticinó que para el año 2019 su país estaría produciendo seis millones de barriles de petróleo al día.

Esa fecha ya llegó y la producción venezolana no solamente es apenas una fracción de lo que avizoraba el difunto presidente, sino que viene sufriendo un proceso de contracción incesante.

De acuerdo con el informe más reciente de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo), publicado en septiembre, la extracción de crudo en Venezuela se ubicaba en julio pasado en unos 742.000 barriles diarios, poco más de la mitad de la cifra de 2018 (1.354.000) y poco más de un tercio de la correspondiente a 2017 (1,9 millones).

La reducción ha sido más notable en las exportaciones, de donde el país sudamericano solía obtener nueve de cada 10 dólares que ingresaba.

De acuerdo con cifras de la agencia Bloomberg, las ventas de petróleo venezolano cayeron en septiembre pasado hasta los 495.000 barriles diarios, lo que implica un retroceso hasta el año 1950, cuando se ubicaron en 488.962 barriles al día.

Datos recopilados por ClipperData, una empresa especializada en seguimiento del transporte global de petróleo por vía marítima, confirman la caída de las exportaciones de crudo venezolano hasta los 492.000 barriles diarios.

Estas cifras sitúan a Venezuela como país exportador de petróleo por detrás de Brasil y México en América Latina.

Pero ¿por qué han caído tanto las exportaciones de petróleo de Venezuela?

Políticas y sanciones

"Las exportaciones han caído principalmente por causa de la falta de producción en Venezuela y, más recientemente, como consecuencia de las restricciones que Estados Unidos ha impuesto sobre Venezuela", dice Jorge Piñón, director del Centro de Políticas Internacionales de Energía y Medio Ambiente de la Universidad de Texas, EE.UU., en conversación con BBC Mundo.

El experto atribuye el descenso de la producción a la "politización" de la petrolera estatal Pdvsa, ocurrida durante el gobierno de Hugo Chávez.

"Esta empresa debía haberse mantenido con una gestión empresarial, comercial, no política, con visión a largo plazo. De esa politización que se inició en 2003 viene este declive", señala.

En febrero de 2002, Chávez nombró como presidente de la empresa a Gastón Parra, un economista de izquierda especializado en petróleo, pero que era visto como un outsider.

La gerencia protestó también por el nombramiento de otros directivos que consideraban que habían sido designados no por sus méritos sino por sus simpatías con el gobierno.

El enfrentamiento fue creciendo de tono y hacia finales de año terminó en una huelga general que duró unos dos meses y tras la cual Chávez despidió a unos 20.000 de los 35.000 empleados que tenía la compañía.

El economista José Toro Hardy, quien fue uno de los directores de Pdvsa hasta que llegó al poder Chávez, señala que otro factor que generó la caída de la producción fue la Ley de Hidrocarburos aprobada en 2008.

Con esta normativa el gobierno cambió los términos de las asociaciones que mantenía con las petroleras extranjeras que operaban en el país, expropiando a algunas mientras otras se fueron tras negociar su salida.

"Desde entonces la producción ha venido en descenso. El año pasado y el anterior se redujo con fuerza; y en 2019 la situación se ha complicado aún más, en buena medida por las sanciones aplicadas por Estados Unidos", señala Toro Hardy.

Con la intención de asfixiar económicamente al gobierno del presidente Nicolás Maduro, al que considera como ilegítimo, la Casa Blanca ha aplicado desde inicios de este año una serie de sanciones en contra de Pdvsa que han logrado desestimular a muchas empresas extranjeras de trabajar con la petrolera venezolana.

"Hay cada vez menos tanqueros dispuestos a correr el riesgo de cargar petróleo de Venezuela", dice Toro Hardy.

El experto explica que ante las dificultades para enviar crudo fuera, Pdvsa estaba almacenando su producción en tanques y en barcos fondeados en sus costas pero, al parecer, su capacidad de almacenamiento ya se copó, por lo que "no han tenido otra opción que bajar la producción".

Matt Smith, director de investigaciones sobre materias primas de ClipperData, atribuye la caída de las exportaciones venezolanas a "una combinación de menor producción y de un interés decreciente del mercado en su petróleo de baja calidad".

"Pese a ello, los barriles aún están hallando su camino hacia China, India, así como a ciertos destinos en Europa. Pese a las sanciones, Cuba también es aún un receptor (de crudo venezolano)", apunta.

Citando estimaciones de la consultora Refinitiv Eikon y cifras internas de Pdvsa, la agencia Reuters dijo el pasado miércoles que las exportaciones petroleras de Pdvsa habían aumentado ligeramente en septiembre aunque no lo suficiente como para reducir los altos inventarios acumulados.

Según esos datos, las exportaciones subieron a 845.000 barriles diarios desde los 770.000 previos en parte debido al envío de barcos hacia Cuba.

Impacto crítico

Toro Hardy asegura que la caída de las exportaciones de crudo tiene un efecto fuerte sobre la economía venezolana.

"Para Venezuela esto es terrible porque casi 97% de las divisas que entraban al país procedían del petróleo", dice.

"Esto lleva a una situación muy compleja porque esta es una economía que cada vez depende más de las divisas ya que el chavismo expropió más de seis millones de hectáreas de producción agrícola que eran productivas y ahora no lo son, por lo que ahora tenemos que importar gran parte de los alimentos", añade.

El experto asegura que si las ventas han caído por debajo de los 500.000 barriles diarios, el país ha pasado de ser uno de los exportadores más importantes del mundo a convertirse en uno de tamaño pequeño.

Jorge Piñón advierte sobre los riesgos que entraña esta persistente tendencia a la caída de la producción y de las exportaciones.

"Esto tiene un impacto crítico porque si llega el momento, y puede que esté cerca de ocurrir, en que tienen que cerrar los campos petroleros luego será muy difícil recuperar la misma producción que había antes en esos mismos campos", apunta.

Asegura que en el mundo petrolero se considera el cierre de pozos como una mala decisión porque luego, al intentar reactivarlos, estos nunca recuperan los niveles previos.

Piñón afirma que de mantenerse este rumbo es concebible que se llegue a un punto en el cual "quizá ya Venezuela no pueda producir petróleo".

"El único lugar en el que ha ocurrido algo así fue en Libia, pero fue debido a una guerra, no por la mala gestión de un activo", concluye.

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