Google acaba de convertirse en la última firma tecnológica en irrumpir en el sector financiero al anunciar que ofrecerá cuentas corrientes a partir de 2020 gracias a un proyecto al que llamó Cache.

La firma dijo que planea asociarse con bancos y con entidades crediticias en Estados Unidos para lanzar al mercado cuentas con "verificación inteligente".

El servicio, que será lanzado a través de Google Pay, permitirá a los usuarios agregar herramientas analíticas de Google a productos bancarios tradicionales.

Google se suma así a otras grandes tecnológicas como Facebook, Uber, Apple y Amazon, que anunciaron recientemente el lanzamiento de tarjetas de crédito, sistemas de pago y préstamos.

Pese a que los productos y su gestión difiere, los gigantes tecnológicos que hacen su incursión en el mundo de la banca comparten un motivo subyacente: hacerse indispensables, le cuenta a la BBC Gerard du Toit, socio de la firma de consultoría Bain & Co.

"Todos ellos compiten por la atención de los clientes y por un ecosistema y plataforma ganadores", dice el empresario.

La tarjeta de crédito de Amazon y préstamos empresariales tienen como meta impulsar su rama de comercio electrónico.

Por su parte, Uber Money proporciona tarjetas de crédito, cuentas de débito y herramientas de rastreo de transacciones para satisfacer las operaciones de la compañía de transporte.

Facebook dice que su servicio Facebook Pay completará sus opciones de mensajería.

Y tanto Google como Apple -esta última se asoció con Goldman Sachs para su tarjeta Apple Card y su servicio Wallet- quieren hacer que los iPhones y celulares Android sean esenciales.

Preocupación

Adentrarse en los servicios financieros también proporcionará a Google y Facebook información de sus socios comerciales, ayudándoles a monitorear qué avisos publicitarios terminan en compras, dice Du Toit.

Las maniobras hacia la banca es probable que aporten una nueva línea de debate en las discusiones sobre el poder de los gigantes tecnológicos en cuanto a su competencia, protección de datos y privacidad.

Algunos funcionarios también han expresado preocupación en cuanto a las brechas en la supervisión de las transacciones, ya que cada vez existe más actividad financiera fuera de la banca tradicional.

Precisamente hace solo unos días el organismo público que regula Wall Street anunció que investigaría a Apple después de que recibiera acusaciones que tildan de "sexistas" los algoritmos de su nueva tarjeta de crédito.

Du Toit dice que las preocupaciones sobre la regulación son como una "mosca en la sopa" para las firmas tecnológicas.

"Tendrán que ser muy cuidadosas", asegura.

Socios con experiencia

En muchos casos, las firmas tecnológicas están trabajando con bancos tradicionales, como prueba de que son conscientes de los problemas que pueden llegar a tener, señala Du Toit.

Google dijo que sus socios en Estados Unidos, entre ellos Citigroup, comenzarán a ofrecer sus cuentas corrientes en 2020. Citigroup, con sede en Nueva York, es la mayor empresa de servicios financieros del mundo.

Fue la primera compañía estadounidense en ofrecer servicios combinados de seguros y banca tras la Gran Depresión del 29.

"Creemos que el conocimiento regulatorio y financiero de nuestros socios es un gran complemento a nuestra experiencia en la construcción de herramientas útiles y tecnología para nuestros usuarios", dijo Google en un comunicado.

Un paso por detrás de China

Amazon lleva desde 2011 ofreciendo pequeños préstamos a empresas y lanzó su tarjeta de crédito con JP Morgan Chase en 2017.

Pero de cierta manera, la oleada de estos anuncios por las tecnológicas este año es una señal de que Estados Unidos llega "tarde a la fiesta".

En China y en otros países las tecnológicas viraron más rápidamente hacia la banca.

Su motivación nació de la necesidad de llenar los huecos de la industria financiera tradicional, los cuales suponían un obstáculo para sus negocios, ya fueran empresas de comercio electrónico o servicios de entrega de comida a domicilio.

En cambio, en Estados Unidos la necesidad era menos imperante, gracias en parte a la omnipresencia de las tarjetas de crédito y a otras "soluciones suficientemente buenas", apunta Du Toit.

Los servicios de pago que ofrecen las grandes tecnológicas chinas como Alibaba (Ant Financial) o Tencent (WeChat Pay) representan aproximadamente el 16% del PIB del país.

En cambio, en Estados Unidos esa cifra apenas alcanza el 1%, según datos del Banco de Pagos Internacionales, una organización respaldada por 60 bancos centrales de todo el mundo.

Las tecnológicas "ahora están cada vez más adentrándose [en finanzas] porque creen que pueden ofrecer una solución mejor a los clientes", dice Du Toit.

El mes pasado, el fundador y director ejecutivo de Facebook, Mark Zuckerberg, evocó la amenaza de la competencia china mientras defendía los intereses de su firma en el desarrollo de una criptomoneda antes de declarar frente al Congreso.

"Creo que la infraestructura financiera en Estados Unidos está obsoleta", dijo.

"Experimento darwiniano"

A medida que las tecnológicas han comenzado a hacer uso de su alcance masivo, de sus cercanas relaciones con los clientes y de grandes conjuntos de datos, los bancos "han despertado" frente a esa amenaza, acordando colaboraciones y otros acuerdos incómodos de "amienemigos", dice Du Toit.

Con las firmas tecnológicas yendo más allá de las tarjetas de crédito, la banca regional se quedará atrás, mientras que las firmas tecnológicas financieras más pequeñas se verán forzadas a abandonar o ser adquiridas, augura Du Toit, quien cuenta con 25 años de experiencia en el sector bancario.

"A veces describo esto como un gigante experimento darwiniano de diferentes emparejamientos entre bancos y grandes tecnológicas", apunta.

"Habrá algunas mutaciones que tendrán éxito y otras que fracasarán".

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