Cuando Marcos O. leyó este lunes el diario Granma, el órgano oficial de Partido Comunista de Cuba, sintió que le cayó encima "un cubo de agua fría".

El gobierno anunció el martes la suspensión temporal de entregas de nuevas licencias para un grupo de actividades del sector privado, la suspensión definitiva de otras y una serie de regulaciones e impuestos para los emprendedores que todavía están por definir.

Entre otros, no habrá, "por el momento" nuevos permisos para modistas y sastres, organizadores de bodas o vendedores de calzado? ni para otras actividades de más peso económico, como restaurantes, transporte, cafeterías y alquileres de vivienda a extranjeros.

Mientras, otras actividades como negocios ambulantes de productos agrícolas o vendedores de discos de películas y música no podrán obtener nuevas licencias "de forma definitiva".

Marcos O, que es propietario de un restaurante en una céntrica calle de La Habana Vieja y alquila apartamentos por Airbnb, vio el anuncio como una premonición.

Si bien no lo implica directamente, porque sus licencias ya fueron otorgadas y, según la resolución sólo se congelará la entrega de nuevos permisos, teme que esto sea un anuncio de algo peor.

"Yo abrí una paladar (restaurante) cuando empezaron a permitir los cuentapropistas en la década del 90. Y luego empezaron a halar la soga poco a poco hasta que cerraron las paladares", cuenta en conversación telefónica con BBC Mundo.

Cuando perdió su negocio, emigró a Estados Unidos, donde vivió por más de una década. Hace cinco años se repatrió a Cuba y decidió echar suerte, nuevamente, en el incipiente sector privado.

Desde entonces, tiene una pesadilla: que la historia pueda repetirse.

Contra las "desviaciones" y las "ilegalidades"

Pero el presidente Raúl Castro ha afirmado en más de una ocasión que no prevé una vuelta atrás con el "cuentapropismo", la denominación eufemística del sector privado en Cuba.

Los que lo integran son, según cifras oficiales, unas 500.000 personas y unas 400 cooperativas, en una población cercana a los 11 millones de habitantes.

Son ellos, no obstante, en quienes el gobierno tiene puesta la mira como fuente de ingresos para la "reestructuración del modelo socialista" cubano.

Sin embargo, ya en la última sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular, el Parlamento que se reúne dos veces al año, el mandatario avizoró la medida de este lunes.

Resaltó "la calidad" y la "validez" del "cuentapropismo" en la economía de la Isla; pero lamentó "la ocurrencia de desviaciones e ilegalidades en el ejercicio de las nuevas formas de gestión".

Esas son, según el diario Granma y la oficial Gaceta de Cuba, las causas por las que "no se concederán nuevas autorizaciones para un grupo de actividades hasta tanto concluya el perfeccionamiento del trabajo por cuenta propia".

Sin embargo, para Ricardo Torres, doctor en Ciencias Económicas e investigador del Centro de Estudios de la Economía Cubana, no queda claro qué entiende el gobierno por "perfeccionamiento".

Aperturas y restricciones

En opinión del experto, a partir de lo que ha leído en la nota de Granma, la medida tendrá puntos positivos, como la entrega de permisos para la apertura de bares privados, la asociación de nuevos taxistas particulares a cooperativas y la agrupación de varias licencias de actividades similares en una misma (como la vinculada a los servicios de belleza).

Es decir, simplificará burocracias y abrirá nuevas alternativas.

Pero considera que, en sentido amplio, traslucen una "evidente restricción".

"En general, aunque en el anuncio oficial se habla de perfeccionamiento, por lo que se lee en la nota, las medidas parecen tener un sentido restrictivo. En lo que leo, hay más elementos que limitan que los que pueden ofrecer soluciones", dijo a BBC Mundo.

Las medidas, al parecer, buscan también un mayor control fiscal de las iniciativas privadas que, a partir de ahora, deberán contar con una cuenta de banco desde la que el gobierno podrá supervisar los ingresos.

La viceministra primera de Trabajo y Seguridad Social de Cuba, Marta Elena Feitó, aseguró a Granma que las normativas no implicarán un retroceso en el desarrollo de la actividad privada.

"Se pretende consolidar la organización y el control del trabajo por cuenta propia, de manera tal que este continúe avanzando de manera ordenada y eficiente", afirmó.

Sin embargo, para el economista cubano Mauricio de Miranda, profesor titular de la Universidad Javeriana de Cali, resulta llamativo que varias de las actividades cuyas licencias no se seguirán emitiendo se encuentran entre las más lucrativas o entre aquellas que satisfacen necesidades inmediatas de la población y por las cuales la gente está dispuesta a pagar.

"No tengo certeza de las razones que llevaron a esto, pero lo que llama la atención es que las que no se seguirán entregando son varias que generan empleo y que permiten una relativa prosperidad a sus dueños, con retornos financieros relativamente rápidos. Con todo y lo que han dicho los funcionarios, no le encuentro sentido a esta medida", explicó a BBC Mundo.

"Peinadoras de rizos"

En opinión de Torres, aunque las medidas están orientadas a 27 actividades, de las más de 200 permitidas hace siete años por Raúl Castro, en ese pequeño grupo se engloban alrededor del 80% de los emprendedores que hoy conforman el sector privado en Cuba.

El investigador explica que actualmente los restaurantes y cafeterías de particulares desplazaron ya a los negocios estatales, mientras el sector emergente de alquiler de viviendas ha supuesto una dura competencia para el Estado, que controla la red de hoteles del país.

Solo a través de Airbnb, las ganancias de cubanos que alquilan habitaciones o casas superaron en los últimos dos años los US$40 millones, según cifras publicadas por la compañía. Fueron alrededor de 560 mil huéspedes, en más de 22 mil alojamientos.

Para De Miranda, es claro que el gobierno cubano desea preservar actividades para el sector estatal.

"Muchos economistas hemos sugerido en varios espacios que para permitir el trabajo por cuenta propia no debería establecerse la lista de lo permitido sino de lo prohibido (en caso de que expresamente se prohíba algo)", explica.

El gobierno cubano, en cambio, ha preferido hacer listas interminables sobre las actividades permitidas.

"Hoy cuando leía el decreto observaba que una categoría (de las autorizadas) es la de 'peinadoras de rizos'; pero no concibe a las 'peinadoras de cabello lacio'. ¿Tiene esto sentido? Por supuesto que no. Es algo risible; pero, además, dice del nivel de detalle con el que el gobierno pretende seguir administrando la economía y eso es ineficaz", afirmó.

Obstáculos

Ya en junio pasado, el gobierno de Raúl Castro anuló, también "hasta nuevo aviso", la entrega de nuevas licencias para actividades privadas vinculadas al sector turístico, la actividad que genera un mayor monto de ingresos a los emprendedores.

El año pasado, restringió a los agricultores la venta de sus productos y estableció una cuota única para el transporte privado, lo que provocó una inusitada protesta entre los taxistas de la capital.

Mientras, en enero de 2014, prohibió la venta de ropa importada, cuyos comercios decoraban con perchas y tendederas los portales y las salas de centenares de viviendas de La Habana.

"Ese es mi gran temor, que van recortando poco a poco y uno no sabe a dónde va a terminar la cosa", afirma Marcos O., de 62 años.

En Cuba, las iniciativas privadas no tienen posibilidad de funcionar como empresas y tampoco cuentan con un marco legal que los proteja o defina sus funciones, deberes y derechos.

Según un estudio del economista Carmelo Mesa-Lago, profesor de la Universidad de Pittsburgh, el sector privado cubano presenta dos obstáculos fundamentales: la dificultad para conseguir materia prima y las trabas e interferencia del Estado.

En este sentido, Torres afirma que las nuevas medidas no aluden a cómo Cuba favorecerá la cadena de suministros y las materias primas para el funcionamiento del sector privado, que en ocasiones, resulta la causa fundamental de las "ilegalidades", como el desvío o robo de recursos del Estado que denuncia el gobierno.

De acuerdo con De Miranda, las implicaciones a largo plazo de estas restricciones dependerán de su propia duración.

El también director del Centro de Estudios sobre la Cuenta del Pacífico opina que si el gobierno cubano continúa limitando la iniciativa privada, se afectará el crecimiento económico y el empleo y, al mismo tiempo, se generarán las condiciones para el desarrollo de actividades económicas no permitidas y de fuentes ilícitas de ingresos.

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