La compra de la casa editora Time Inc. supone un momento especial para los medios de Estados Unidos: es la empresa que publica revistas como Time, todo un ícono del periodismo impreso en este país, así como People, Fortune y Sports Illustrated.

Si a eso se agrega que la operación por unos US$2.800 millones fue respaldada por los industriales conservadores Charles y David Koch, el resultado es la perplejidad que asalta a muchos en el mundo de los negocios y la prensa.

No es que los hermanos Koch hayan comprado directamente Time Inc., sino que aportaron unos US$650 millones a la adquisición acordada por Meredith Corporation, otra empresa de medios en EE.UU.

Pero en el trato anunciado el domingo fue llamativa la participación de los dueños de Koch Industries, una de las mayores compañías privadas del mundo, con intereses que van desde el petróleo hasta las toallas de papel.

Como dice el propio sitio web de Koch Industries: "Para millones de estadounidenses, las palabras 'hermanos Koch' y 'activismo político' van de la mano".

Y muchos sospechan que, con su rol en la compra de Time Inc., los Koch se proponen influir en el contenido editorial de las revistas adquiridas, aunque ellos lo nieguen.

"Tengo profundas reservas", dice Christopher Daly, un profesor de periodismo en la Universidad de Boston, a BBC Mundo.

"Perverso y peligroso"

En los últimos tiempos, los hermanos Koch han destinado parte de su inmensa fortuna a financiar candidatos y causas conservadoras, por ejemplo para frenar acciones contra el cambio climático, recortar impuestos y reducir el gasto gubernamental.

También han apoyado planes para eliminar la reforma de salud impulsada por el expresidente estadounidense Barack Obama, denominada "Obamacare".

Entonces, muchos creen que su interés en Time Inc. busca dar un nuevo impulso a su agenda política y de negocios, en particular los vinculados a los combustibles fósiles.

Esta es la primera inversión que los hermanos Koch realizan en el ámbito de los medios de información.

Sugerencias previas de que podían adquirir los diarios Los Angeles Times y Chicago Tribune desataron peticiones y protestas de lectores, inquietos acerca de sus intenciones.

Los hermanos han indicado a través de portavoces que su participación en la compra de Time Inc., a través del área de inversión corporativa de su conglomerado, es meramente financiera.

Y, al igual que portavoces de Meredith, descartaron que los Koch vayan a tener alguna función editorial en Time y las demás revistas involucradas en la operación.

Pero las dudas alcanzan incluso a empleados de Time Inc. que esta semana preguntaron durante reuniones en la sede de la compañía en Manhattan si los hermanos Koch comprometerían su integridad editorial, según informó el diario The New York Times.

Exeditores de Time, como Richard Stengel y Charles Alexander, también han expresado preocupación.

Alexander advirtió en la revista The Nation que "es perverso y peligroso que se permita a dos multimillonarios sin compromisos con la verdad factual comprar una revista que ha sido una voz de la razón y usarla para promover sus estrechos intereses comerciales".

Daley, autor del libro Covering America sobre la historia del periodismo de EE.UU., sospecha que los hermanos Koch tienen un plan de largo alcance.

"Creo que esperan eventualmente tener influencia sobre la orientación editorial de la revista", sostiene. "No hay otra forma en que esto tenga sentido".

Dinero e influencia

Parte de los cuestionamientos radican en que Time, como otras revistas, perdió parte de su gran influencia de otrora con el advenimiento de la era digital, por lo que invertir en el sector puede implicar riesgos financieros.

De hecho, las constantes caídas en la venta de revistas y publicidad impresa han obligado a Time Inc. a controlar fuertemente sus costos para cumplir con sus proyecciones de ingresos operativos.

Otra duda se refiere a la actitud de los Koch ante el periodismo independiente.

En el pasado han criticado, mediante anuncios o cartas de sus abogados, a reporteros que informaron sobre sus intereses empresariales y políticos.

Pero también es cierto que los hermanos han hecho donaciones importantes a organizaciones como la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés).

Y hay quienes piensan que si realmente quisieran comprar influencia, sería más simple para ellos seguir financiando a políticos en vez de comprar medios de información.

"Todo lo que se dice sobre que quieren influencia política, esto o lo otro, puede ser cierto, no lo sé", dice Samir Husni, un experto en revistas en la Universidad de Mississippi, a BBC Mundo.

"Lo que sé es que cuando los empresarios compran cosas, las compran por el dinero, no por otra razón", agrega. "Hay gente que aún está haciendo mucho dinero con revistas, eso es lo que algunos parecen olvidar".

En los últimos tiempos otros multimillonarios han invertido en el periodismo impreso.

Cuando el cofundador de Amazon, Jeff Bezos, compró el diario The Washington Post en 2013, también hubo quienes indicaron que podría ganar influencia en esferas políticas.

Husni dice que People es hoy la principal revista de EE.UU. en circulación y publicidad, pero Time ?94 años después de su primer número? aún es relevante en materia informativa o en su clásica elección de la "persona del año".

Una señal de ello es el interés constante del presidente estadounidense, Donald Trump, quien el viernes tuiteó que Time lo había llamado para decirle que "probablemente" sería elegido por segunda vez consecutiva persona del año, pero él lo rechazó porque debía aceptar una entrevista y una sesión de fotos.

Time desmintió la afirmación de Trump casi de inmediato y aclaró que no comenta la elección de la persona del año antes de publicarla.

Es precisamente esta vigencia de la revista lo que alimenta la controversia por su venta, con los hermanos Koch detrás.

"La marca sigue siendo muy fuerte", asegura Husni. "Todavía hay personas que mueren por aparecer en la portada de la revista Time".

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