El coronavirus trajo otra "emergencia", aunque impensada, en Bélgica. En el país europeo se está impulsando el consumo de papas fritas para así salvar 750 mil toneladas del clásico producto local.

De acuerdo a medios como Forbes, tal cantidad del tubérculo podría ir a parar a la basura, y junto a ello una pérdida de € 125 millones provocada por el COVID-19.

Debido al bloqueo por el que transita actualmente Bélgica, el negocio de los agricultores y los trabajadores de toda la cadena productiva está en riesgo. Por ello se ha pedido un "esfuerzo" a sus ciudadanos.

Romain Cools, secretario general de Belgapom y miembro de la junta de Belpotato.be, recomendó a los belgas comer papas fritas dos veces a la semana, el doble del promedio, para intentar salvar al sector.

De hecho, la asociación pidió a los supermercados del país priorizar la venta de papas y productos extraídos del mismo. Además, solicitaron ayuda a los ministros de Agricultura, tal como lo hicieron sus pares de Holanda, Francia y Alemania.

"Esto es muy inusual, ya que el sector de la papa en Europa nunca ha pedido ningún tipo de apoyo hasta ahora", dijo Cools. "Pero una pandemia está afectando al mercado global y lo que ha sido una fortaleza para la industria ahora se está convirtiendo en una desventaja", añadió.

El sector de la papa congelada en Bélgica trabaja con entre el 60% y el 70% de sus operaciones bajo contrato, mientras que el resto se vende en el mercado libre. Estos últimos se han visto visiblemente afectados, debido a que han perdido casi todas sus vías de venta.

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