Medio en broma, medio en serio, el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, confidenció a los asistentes al Chile Day, que lo primero que hace en la mañana es revisar los niveles de riesgo país de Tailandia, con la esperanza de que una mañana sea Chile el que tenga un mejor récord.

A pesar de esta rutina, Larraín asegura que la visión del gobierno no es de corto plazo. "Los periodistas preguntan: cuánto vamos a crecer, 2%, 2,5%, eso no es lo más importante", dijo al abrir su conferencia. El discurso dista del que fue el eje de la campaña y plan inicial del gobierno, que hacía énfasis en volver a crecer por sobre 3%.

No es que haya un cambio de meta, advirtió Larraín, casi al cierre del Chile Day. La mirada, afirma, está en el largo plazo. Aunque anticipa un repunte de la economía, con una expansión del 3% a partir de este semestre, impulsada por el estímulo monetario y fiscal, prefiere hablar del crecimiento estructural.

Ante los asistentes al encuentro de inversionistas, realizado en Londres, Larraín destacó que el crecimiento estructural marcará en 2019 dos años en 3%. La meta, afirmó, es que llegue a 3,5%-4% hacia el final del Gobierno. Sus proyecciones van en desafío de una visión más pesimista del mercado y de los organismos internacionales.

Techo a la deuda

El optimismo del ministro también se extiende a los planes de consolidación fiscal. Mientras las agencias calificadoras anticipan una mayor presión fiscal, por la desaceleración y menores ingresos del cobre, en Hacienda confían en que podrán frenar la tendencia al alza de la deuda pública.

Aunque comparados a otros países, incluso en el mundo desarrollado, los niveles de deuda de Chile son relativamente bajos, con un 26,9% del PIB proyectado para 2019, ésta ha crecido aceleradamente en los últimos años. Larraín así lo reconoce que será imposible volver, al menos en este gobierno, a los niveles de principio de década (15%). El objetivo, entonces, es estabilizar el nivel de endeudamiento.

"Queremos poner un límite a la deuda pública", sentenció Larraín. La proyección de Hacienda a 2023 plantea que la deuda se mantendría en torno a 28% del PIB. Es decir, apenas un punto por encima del nivel actual.

Finalmente, Larraín repitió la promesa que hiciera el presidente Sebastián Piñera en su primer gobierno: convertir a Chile en un país desarrollado. La meta ha debido esperar y todavía tomará unos años. Si todo sale según las proyecciones de Hacienda, tomará al menos hasta el final de la próxima década.

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