Luego de meses de expectativa, la decisión fue unánime.

Este miércoles y tras una reunión de dos días, los diez miembros de la Reserva Federal de Estados Unidos decidieron endurecer la política monetaria del gigante americano y subir los tipos a un rango entre 0,5% y 0,75%.

Según señaló la Fed en un comunicado, la decisión de elevar las tasas -que se encontraban intactas desde hace un año entre 0,25% y 0,5%-  se fundamenta principalmente en que “el mercado del trabajo ha seguido fortaleciéndose” y que “la inflación ha aumentado desde principios de este año, pero sigue estando por debajo del objetivo de 2% del Comité”.

“En vista de las condiciones actuales y esperadas del mercado laboral y la inflación, el comité decidió elevar el objetivo de tasa”, dijo el grupo de política monetaria del banco.

El Comité espera que, “con ajustes graduales en la orientación de la política monetaria, la actividad económica se amplíe a un ritmo moderado y las condiciones del mercado laboral se fortalezcan un poco más”.

Además, el grupo presidido por Janet Yellen "prevé que la inflación aumente a un 2% a mediano plazo a medida que los efectos transitorios de las últimas bajas en los precios de la energía y de las importaciones se disipen y el mercado de trabajo se fortalezca aún más".

La decisión que era ampliamente esperada por el mercado, vino acompañada del anticipo de tres nuevos incrementos en 2017, frente a los dos que se proyectaban en septiembre. Aun así, la Fed insistió en que mantendrá un proceso "gradual" de incrementos.

De cumplirse los planes de la Reserva Federal, a finales del próximo año los tipos quedarían en un rango entre 1,25% y 1,5%, proceso que podría verse acelerado si la inflación se descontrola ante los intensivos planes de inversión en infraestructura que pretende llevar a cabo Donald Trump y que posiblemente elevarían el déficit. 

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