Por Sandra Burgos

La semana pasada el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, se reunió con los economistas convocados para calcular el PIB Potencial de Chile. Este martes lo hizo la comisión que estará encargada de proyectar el precio del cobre.

Ambos hechos marcan el inicio de una de las tareas más complejas que tendrá el ministro de Hacienda en los próximos tres meses: la elaboración del Presupuesto 2017, el cual estará presionado por el sector más duro de la Nueva Mayoría, que si bien dice entender el discurso de la baja de la economía y los menores ingresos con que cuenta el país, cree que es labor del gobierno reactivar la actividad a través del gasto público.

Rodrigo Valdés sabe que tras la reforma laboral y el salario mínimo, la discusión por el presupuesto del próximo año será compleja. Por un lado, están las demandas de la coalición de gobierno y, por otra, la promesa que ha hecho a las clasificadoras de riesgo de mantener la responsabilidad fiscal y, por ende, reducir el ritmo de incremento de la deuda bruta.

Un escenario complejo que requiere de una verdadera ingeniería para buscar las fórmulas de financiamiento, especialmente cuando los ingresos del fisco se ven afectados por la caída del precio del cobre y a la menor recaudación producto del menor crecimiento de la actividad económica.

Sustitución de deuda

Desde que partió el año, Rodrigo Valdés ha sido insistente en que el país debe ser responsable, y que se debe poner freno al gasto fiscal. Esa responsabilidad es la que comprometió a las clasificadoras de riesgo y que permitió que éstas mantuvieran intacta la nota a Chile.

Valdés sabe que si el endeudamiento sube, la clasificación de riesgo de Chile peligra, lo cual traería consecuencias no sólo al Estado, sino también al sector privado cuando requiera financiamiento. Es por eso, que la semana pasada en plena comisión de presupuesto alertó que desde mediados de 2014 hasta ahora, hemos tenido un aumento significativo del gasto respecto al Interno Bruto  (PIB).

Según la Dirección de Presupuestos, el gasto fiscal como porcentaje del Producto (PIB) llegó a 23,7% a abril de este año, su mayor nivel en los últimos 26 años. A juicio de Valdés este aumento del gasto fiscal se debe al programa de gobierno.

Valdés fue categórico: “Estamos llegando a un nivel en que si bien las clasificadoras de riesgo nos miran con atención, nos mantienen las notas porque confían en que vamos a hacer lo posible para que el balance estructural siga mejorando en un cuarto de punto por año. Eso pone restricciones fiscales muy relevantes hacia adelante”, afirmó.

Es por ello que en círculos cercanos a Hacienda, señalan que una combinación posible es que Valdés opte por sustituir unos US$ 2.000 millones de deuda soberana a emitir en el extranjero, por recursos del Fondo de Estabilización Económica y Social (FEES), el cual tiene recursos por cerca de US$ 15.000 millones.

¿Qué efecto tendría esta decisión? Para muchos esto podría tener impacto a la baja sobre el tipo de cambio, sin embargo, no está claro que así sea, ya que se sustituiría deuda en moneda extranjera por dólares del FEES. Por lo tanto, no estaríamos frente a más ingreso de dólares respecto a los que se traería por emitir deuda en el extranjero.

Para las clasificadoras lo que importa es la deuda bruta del país, no la neta. Con esta estrategia se bajaría presión, pero la situación neta de deuda no cambia. Simplemente el país estaría sustituyendo deuda por liquidación de activos.

Las dudas por tanto tienen que ver con los efectos a nivel político que podría generar una decisión de esta naturaleza, especialmente con la oposición. De echar mano al FEES las dudas estarían en torno si sería la única y última vez que se usaría el fondo para financiar gasto.

Y es que el tema del FEES es sensible, pero también es cierto que son recursos que Hacienda tiene disponible, que puede usar cuando quiera sin mediar discusión de por medio. La discusión se centraría por tanto en el tiempo y monto que tomaría esta política.

Una alternativa que cada día toma más fuerzas y que ya se ha instalado en las conversaciones de pasillo. De llegar a concretarse, las dudas estarán concentradas en el ámbito político, no sólo de la oposición, sino también en el oficialismo, ya que puede significar que esta opción abra el apetito por sacar más fondos del FEES, no sólo para sustituir deuda, sino también para incrementar el gasto.

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