BLOOMBERG

Moody’s Investors Service ha rebajado la calificación crediticia de China por primera vez desde 1989, cuestionando la opinión de que los líderes del país podrán controlar el apalancamiento mientras mantienen el ritmo del crecimiento económico.

La bolsa y el yuan retrocedían a primeras horas de la negociación después de que Moody’s rebajase la calificación a A1 de Aa3 el miércoles, aunque los mercados frenaron las pérdidas por la tarde. Moody’s mencionó la probabilidad de un "aumento sustancial" en la deuda de toda la economía y la carga que pondrá sobre las cuentas del Estado, al tiempo que también cambió la perspectiva a estable de negativa.

Moody’s carece "totalmente de fundamentos" para argumentar que los vehículos de financiación de los gobiernos locales y la deuda de empresas estatales aumentarán los pasivos contingentes del Gobierno, según una repuesta emitida por el Ministerio de Finanzas. La agencia calificadora subestima la capacidad de la Administración para profundizar las reformas y estimular la demanda, según el Ministerio.

"Es un golpe psicológico que China no se tomará con gracia y refleja completamente las crecientes presiones financieras en el país", dijo Christopher Balding, profesor adjunto de la Escuela de Negocios HSBC de la Universidad de Pekín en Shenzhen. Fuera de eso, "no importa mucho en un marco general, porque gran parte de la deuda china está en manos de actores estatales o cuasiestatales, y los inversores internacionales son cantidades mínimas".

El crédito total pendiente ascendió a alrededor de 260 por ciento del PIB a finales de 2016, frente a 160 por ciento en 2008, según Bloomberg Intelligence. Al mismo tiempo, la deuda externa de China es baja según estándares internacionales, alrededor de 12 por ciento del producto interno bruto, según el Fondo Monetario Internacional, lo cual significa que una baja de la calificación probablemente no sea tan perjudicial como en los países más dependientes de financiación internacional.

Las carteras de bonos de China continental por parte de instituciones extranjeras cayeron a 830.000 millones de yuanes (US$121.000 millones) a finales de marzo, desde los 853.000 millones de yuanes tres meses antes, según datos del Banco Popular de China. Eso es menos del 1,5 por ciento de 63,7 billones de yuanes de deuda pendiente, según cálculos de Bloomberg basados ​​en datos del banco central.

Moody’s recortó por última vez la calificación soberana de China en 1989, cuando la rebajó a Baa2 de Baa1, según la portavoz Manvela Yeung.

La agencia bajó la perspectiva de calificación crediticia de China a negativa, de estable, en marzo de 2016, aduciendo el aumento de la deuda, la caída de las reservas de monedas y la incertidumbre sobre la capacidad de las autoridades para llevar a cabo reformas. Alrededor de un mes después, S&P Global Ratings también advirtió que el aumento de la deuda local ponía presión sobre la calificación del país.

"La rebaja viene en un mal momento", dijo Tom Orlik, economista jefe para Asia de Bloomberg Intelligence en Pekín, agregando que encarecerá más la apertura del mercado de bonos del país. "Los líderes de China, del presidente Xi Jinping para abajo, han dicho que la reforma estructural y la estabilidad financiera son prioridades. Sin embargo, el avance sigue siendo vacilante y en algunos aspectos el movimiento va en la dirección equivocada".

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