Luego de más de diez meses de prisión preventiva en Capitán Yáber, el ingeniero comercial Rafael Garay abandonó el recinto y se dirigió a su casa a cumplir el arresto domiciliario total con que quedó luego de que la Justicia determinara bajar sus medidas cautelares. 

El abogado del autodenominado economista, Daniel Celis, señaló como parte de la defensa tres atenuantes que derivaron en la rebaja de las cautelares.

Por un lado, señaló que Garay ya había cumplido un periodo de arresto en Rumania, donde mostró su interés por colaborar con la investigación al optar por no guardar silencio y declarar.

También mencionó que pese a su irreprochable conducta anterior y de no contar con recursos financieros, Garay estaría intentando reparar con celo el mal causado. La defensa justificó esto con los dos depósitos de 500 mil pesos que realizó al principio del caso, más otro pago de 4 millones que ejecutó el pasado 6 de diciembre.

Una tercera atenuante -a juicio de la defensa- es que estiman que no habría un peligro de fuga, ya que existe un "arraigo social", como lo denominan. Al respecto, Celis argumentó que actualmente Garay vive con la madre de su hijo y que incluso recibió una oferta de trabajo en Chile de un empresario. 

Finalmente, Celis declaró que Garay reconoció "haber inventado una enfermedad" y que parte de sus conflictos e derivaron de un problema de alcoholismo que está tratando con un siquiatra cuyas credenciales quedaron pendientes de ser presentadas.

Pese a lo planteado por la defensa, el fiscal José Morales señaló en la audiencia que el principal temor es el potencial peligro de fuga de Rafael Garay, considerando que antes de que se iniciara la investigación en su contra, ya se había escapado a Rumania. 

Ante esto, la jueza Verónica Encina, del tercer Juzgado de Garantía, determinó que se establecerá un Carabinero como punto fijo que vigile el cumplimiento del arresto domiciliario de Garay.

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