Por Paula Comandari

Tiene 57 años y, dice, hace mucho tiempo no se sentía tan joven. Hace 10 días, Andrés Benítez anunció que dejaba su cargo de rector en la Universidad Adolfo Ibáñez, en el cual ha estado durante 17 años. El último tiempo no fue fácil al interior del plantel.

-"Empiezas a sentir que te estás poniendo viejo, y que aún hay cosas que quieres hacer en la vida. Pero tienes miedo a tomar una decisión, sobre todo cuando hay tanta gente que te dice que ésta es la mejor pega del mundo. Cuando empiezas a sentir cierta incomodidad, ciertos síntomas de aburrimiento, que te molesta el tipo que trabaja contigo, o que te cuesta tomar el auto para trasladarte a un lugar que está lejos (Peñalolen), sientes de verdad que no es conveniente seguir".

Por lo mismo, antes de que le renovaran por sexta vez el contrato -para dirigir la universidad por tres años-, decidió poner la inquietud sobre la mesa: hasta cuándo era satisfactorio seguir a la cabeza de la institución. Lo que comenzó como una pregunta al vuelo, a comienzos de 2015, cobró sentido rápidamente. Era importante desmarcar a la UAI de una sola persona e implementar la renovación, que comenzó con incluir hace algunos años a rostros más jóvenes en la junta directiva. Después de cuatro conversaciones, Benítez y Pedro Ibáñez, presidente de la institución, decidieron que ésta era la última de sus administraciones y que había que concretar una salida ordenada. Era un tema que debía manejarse, por un tiempo, bajo total reserva.

El rol de un ministro de Hacienda no es solo técnico sino que también comunicacional. Al final yo soy economista y sé de comunicaciones
Andrés Benítez

-"Por primera vez en mucho tiempo, me sentí verdaderamente libre. La Adolfo Ibáñez, después de 17 años, pasó der ser un spin off de la Escuela de Negocios de la UAI en Valparaíso, a convertirse en una verdadera universidad. Yo recibí unos 30 profesores, y 2.000 alumnos, que ni siquiera tenían campus. Nosotros creamos la universidad: hoy tenemos 10.000 estudiantes y más de 350 profesores. Somos una de las cinco mejores universidades, sin lugar a dudas. Si me preguntas si después de subir el Everest quiero seguir escalando, te digo claramente que no".

A Benítez se le reconoce haber ganado el gallito en contra de los directores de la UAI que sí querían ingresar a la gratuidad; de haber conseguido la acreditación en investigación, y haber logrado el desarrollo del plantel en las distintas áreas. Finalizada la etapa de gestión era importante enfocarse en la consolidación académica y para eso, dicen desde el plantel, era necesario un perfil distinto al del actual rector, menos fashion y frívolo, como sugirieron algunos directores, y más orientado a la academia y a la intelectualidad. Sobre todo en esta etapa en que el desafío es llevar a la UAI a la primera división de esta liga, donde se encuentran la Universidad de Chile y la Católica. "No he querido renunciar a quien soy. Para mí es un activo ser frívolo para algunas cosas, e intelectual para otras. Hasta ahora me ha jugado a favor", dice.

Entre los nombres que ya se estarían analizando se encuentran los del ex ministro de Educación, Harald Beyer; el académico de la UAI, Leonidas Montes; y Soledad Altamirano, vicerrectora de esa universidad.

La misión en este nuevo ciclo busca implementar el sistema de Artes Liberales en serio. “Cambiar la manera de estudiar, para formar personas cultas, con pensamiento crítico, devolver el carácter integrador de la educación, como son los colleges americanos para cada uno de los alumnos”, explica un director.

¿Medios o gobierno?

El anuncio de la salida de Benítez se concreta casi un año antes de que deje definitivamente la UAI. La idea es hacer un relevo con tiempo, y evitar así que el cambio genere algún tipo de crisis o incertidumbre que pueda afectar a la institución, una fórmula similar a como se concretan este tipo de cambios en otras partes del mundo. Para Benítez es la mejor opción: tiene varios meses para cranear qué hacer después de dejar la universidad. De hecho, ya le está dando vueltas al asunto.

Sus cercanos afirman que Benítez vive muy bien, que tiene gustos caros -aunque él afirma que compra absolutamente todo en liquidaciones y que viaja siempre en económica- y que no es un hombre rico, por lo tanto tiene la obligación de trabajar, y equiparar su cargo en la universidad, algo que no es sencillo, dicen.

-"Efectivamente podría tomarme un sabático de tres años, pero quedaría pobre. Yo me siento un ejecutivo destacado, pero no soy rico".

De todos modos, él ve aquí su oportunidad para reinventarse. Por eso, descarta como sugieren algunos de sus cercanos, dedicarse a ser director en distintas compañías. "Si me convirtiera en director profesional, sentiría que me estoy muriendo", agrega.  

Benítez piensa que su rol en el mundo de las comunicaciones -fue editor de Economía y Negocios de El Mercurio, director de LUN y columnista en La Tercera por años- junto a sus conocimientos en gestión le dan una ventaja. Considera que las empresas de hoy necesitan una cabeza, experta en gestión, pero que entienda sobre comunicaciones, algo que no se da con tanta frecuencia hoy, porque ambos roles suelen estar separados. Y ahí, dice, él puede tener una oportunidad, porque se ha movido en ambos mundos. Aunque confiesa que “me encantaría dirigir un medio de comunicación. Esa es mi gran pasión”.

Algunos de sus amigos piensan que su salida se concretará en un momento estratégico: justo al inicio de un próximo gobierno. Y que de ser elegido Piñera, Benítez intentaría un cargo en su administración. Tiene buena relación con él. De hecho, una persona que lo conoce bien, afirma que fue “el no ministro que lo pasó mejor en el gobierno de Piñera”. En su rol de rector/comunicador se le veía con bastante regularidad en Palacio. Lo invitaban a participar en grupos que Piñera hacía con líderes de distintos ámbitos, participaba  de un comité asesor de la ex primera dama, Cecilia Morel, y fue invitado a las actividades más glamorosas, como a la comida que le organizaron al ex presidente de Estados Unidos, Barack Obama; y la que Piñera realizó en su casa por la venida de Mauricio Macri.

En todo caso, Benítez dice que el gobierno no lo termina por motivar, aunque reconoce que es difícil rechazar un cargo. Recalca que nadie lo ha invitado, pero que de imaginarse “me gustaría ser ministro de Hacienda”. Lo dice en serio. Tanto, que tiene su explicación clara de por qué alguien como él, una persona distante del usual perfil de ministro de Hacienda chileno -con premios y doctorados-, podría servir en el puesto.

-"A mí me gusta trabajar y comunicar. Creo que el rol de un ministro de Hacienda tiene ambas cosas. No es solo técnico sino que también comunicacional. Al final yo soy economista y sé de comunicaciones, y el ministro de Hacienda es el segundo vocero de todo gobierno, alguien que tiene una voz, y que es escuchada". Pero, agrega, "no sería vocero de Gobierno".

Otros, en cambio, creen que lo que más le gustaría a Benítez es un cargo que tiene incluso más glamour.

-¿Le gustaría ser embajador de Chile en Washington?

-"Preferiría Londres. Es Inglaterra, el país que recibe al mayor número de chilenos que estudian en el extranjero".

Y esto de mirar fuera tiene que ver con el proyecto que Benítez ya está diseñando para cuando deje su cargo de rector. Quiere transformarse en un conector de las dos grandes tendencias que existen a nivel mundial: viajar y estudiar. Con esa idea en mente, el negocio que pretender desarrollar Benítez es “una agencia de viaje de la educación”, que entregue una radiografía de todos los cursos y seminarios que existan en distintas partes del mundo.

-"La gente no sólo quiere información, sino que conexión. Las charlas Ted están disponibles en Youtube, pero quién te hace el link para que tú vayas a una charla Ted. Mi idea es ofrecer lo mejor de lo que hay disponible afuera. Qué la lleva en Inglaterra, por ejemplo, para llevarte allí, dependiendo de tus intereses, o sea linkear la necesidad con la experiencia. La gracia es ofrecer alguien que te ayude a postular, a llegar y que, además, pueda incluirte en un grupo que sea interesante, y que esa estadía incluya actividades atractivas para tu perfil. La idea es generar convenios en las universidades, y yo quiero ser el puente". 

Publicidad