Los litigios judiciales y la profunda reestructuración que afronta el Deutsche Bank, el mayor grupo bancario de Alemania, le condujeron a firmar en 2016 su segundo año consecutivo de pérdidas, informó este este jueves la entidad.

Las pérdidas del banco ascendieron el pasado ejercicio a los 1.400 millones de euros (1.500 millones de dólares), cifra que, no obstante, mejora el revés sufrido en 2015, cuando el Deustche Bank registró sus peores resultados históricos al firmar pérdidas por valor de 6.800 millones de euros.

Las mermas registradas en 2016 son, sin embargo, superiores a lo que habían pronosticado los analistas. 

Confianza a pesar de resultados negativos

El presidente de la entidad, John Cryan, se mostró confiado a pesar de los resultados negativos. "En un año especialmente complicado hemos demostrado lo resistentes que somos", señaló el directivo.  

"Hemos cerrado el 2016 con una posición fuerte tanto en capital como en liquidez y tras un comienzo de año prometedor, miramos hacia el futuro con optimismo", agregó. 

En enero, las diversas ramas de negocio del Deutsche Bank mostraron un buen comportamiento, según indicó la entidad. El pasado año, sin embargo, al igual que otros bancos de la competencia, el grupo alemán se enfrentó con una situación adversa debido al bajo nivel de los tipos de interés, que proporcionaron menores rendimientos al negocio bancario.

Así, los beneficios del Deutsche Bank ascendieron en 2016 a los 30.000 millones de euros, cifra que se sitúa un 10% por debajo de los niveles registrados un año antes.

Incertidumbre en los mercados

Los resultados se derivaron en buena medida de la situación de incertidumbre que se vivió en los mercados en el mes de octubre, cuando en vísperas de que el Departamento de Justicia de Estados Unidos anunciase una multa millonaria para la entidad, las acciones de la compañía sufrieron una caída histórica en bolsa. 

En ese momento, se llegó incluso a especular con un rescate bancario por parte del Gobierno alemán, extremo que después fue desmentido tanto por el Ejecutivo de Angela Merkel como por el propio presidente del banco.

Una vez solventados los vaivenes en el parqué, el Deutsche Bank se presenta con un nivel de capitalización mayor de lo esperado. A finales de año, su ratio de core capital, es decir, las reservas con las que cuenta la entidad para afrontar posibles crisis, se situaban en el 11,9%, frente al 11,1% que registraban a finales del tercer trimestre. 

"Año de transición"

John Cryan había calificado 2016 como un "año de transición", dado que fue el ejercicio en el que el grupo bancario anunció una importante reestructuración, que contemplaría la supresión de 9.000 puestos de trabajo en todo el mundo hasta el año 2018, así como la retirada de diez mercados, entre ellos, varios países de Latinoamérica.

En Alemania se procedió también a reducir el número de filiales, de 723 a 525, un proceso que deberá culminar todavía este año. De forma paralela a remodelación de su negocio, el mayor banco alemán se enfrentó en los últimos tiempos a numerosos procesos judiciales que han desembocado en el pago de multas millonarias y que han contribuido a lastrar su situación financiera. 

En los últimos años, el grupo bancario alemán ha tenido que pagar multas por el valor de más de 19.000 millones de euros, entre otros casos por la manipulación de tasas de interés (Libor), polémicos negocios hipotecarios e infracciones a sanciones comerciales. 

Poco antes de Navidad llegó a un acuerdo con la Justicia estadounidense para pagar 3.100 millones de dólares por demandas civiles y 4.100 millones de dólares en indemnizaciones debido a acuerdos hipotecarios dudosos. 

Además, esta misma semana, las autoridades reguladoras de Estados Unidos y Reino Unido anunciaron la imposición de una multa millonaria de 584 millones de euros (628 millones de dólares) al Deutsche Bank  por su participación en el blanqueo de dinero procedente de Rusia.

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