Reuters

La Reserva Federal de Estados Unidos mantuvo este jueves sin cambios su tasa de interés de referencia, reconociendo que hay preocupación por una economía mundial débil, la volatilidad de los mercados financieros y la deprimida inflación, pero dejó la puerta abierta para un modesto endurecimiento de su política monetaria más adelante este año.

En lo que representa una retirada táctica, la presidenta de la Fed, Janet Yellen, dijo que la evolución en una estrechamente ligada economía mundial en efecto le había doblado la mano del banco central.

"El panorama externo parece haberse vuelto más incierto", dijo Yellen en una conferencia de prensa después de que el panel de la Fed que establece la política monetaria divulgó su comunicado tras una reunión de dos días.

Yellen agregó que la reciente caída en los precios de las acciones estadounidenses y un alza en el valor del dólar ya estaban endureciendo las condiciones de los mercados financieros, lo que podría desacelerar el crecimiento del país sin importar lo que haga la Fed.

"A la luz de la incertidumbre en el exterior (...) el Comité juzgó oportuno esperar", dijo Yellen.

El comunicado de política monetaria también reconoció a la economía global como una variable decisiva dentro de una Fed "dependiente de los datos".

Así, advirtió que los recientes acontecimientos globales económicos y en los mercados financieros podrían restringir de alguna manera la actividad económica y probablemente pongan más presiones a la baja a la inflación en el corto plazo.

No obstante, el banco central estadounidense mantuvo su sesgo hacia un alza de tasas en algún momento este año pese a recortar su panorama de largo plazo para la economía.

Nuevas proyecciones económicas mostraron que 13 de 17 autoridades del banco central aún esperan que las tasas suban al menos una vez en 2015, desde entre cero y un 0,25 por ciento, menos que los 15 de que así pensaban en junio.

Operadores de mercados de futuros recortaron sus apuestas a que el banco central subiría las tasas de interés en diciembre a una probabilidad de alrededor de un 47 por ciento, frente al 64 por ciento de antes de conocerse el comunicado del jueves.

Cuatro autoridades de la Fed ahora dicen que las tasas no debieran subir hasta al menos el 2016, frente a dos que pensaban eso en junio. El banco central sostendrá nuevas reuniones en octubre y diciembre.

Para decidir el momento en que subirá las tasas, la Fed reiteró que desea ver "mayores mejoras en el mercado laboral" y tener una "confianza razonable" en que la inflación avanzará.

El dólar cayó contra una canasta de monedas tras la divulgación del comunicado, cotizando con una baja de alrededor del 1 por ciento frente al euro. Las acciones inicialmente subieron antes de bajar en una volátil sesión, mientras que los precios de los bonos del Tesoro avanzaron.

Más moderado

En su conjunto, las últimas proyecciones de la Fed de un menor crecimiento del PIB, un bajo desempleo y una inflación desacelerada sugieren que las preocupaciones por un llamado estancamiento secular podría estar echando raíces entre los funcionarios del banco central. Un funcionario incluso sugirió tener una tasa fondos federales negativa.

La mediana de las proyecciones de 17 funcionarios mostró que la Fed espera que la economía crezca un 2,1 por ciento este año, levemente por sobre la previsión anterior. Sin embargo, bajaron sus pronósticos para la expansión del PIB en 2016 y 2017.

El organismo también proyectó que la inflación avanzará con mucha lentitud hacia la meta del banco central de un 2 por ciento, pese a que redujeron la previsión de desempleo más de lo indicado en sus estimaciones previas.

Los miembros del banco central esperan ahora que la tasa de desempleo llegue al 4,8 por ciento el próximo año, manteniéndose en ese nivel por incluso tres años.

El ritmo de tasas de interés proyectado por la Fed fue modificado a la baja, donde la tasa de fondos federales a largo plazo se ve ahora en un 3,5 por ciento frente al 3,75 por ciento que mostraban las previsiones anteriores.

Sólo el presidente de la Fed de Richmond, Jeffrey Lacker, estuvo en desacuerdo con la decisión.

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