Es una historia que se ha mantenido con gran reserva. Nuestro país descartó ser el invitado  de honor a la Feria Internacional del Libro de Frankfurt 2025. Las razones entregadas a principios de abril por la embajadora de Chile en Alemania, Magdalena Atria, al director de la Feria, Jürgen Boos, fueron falta de recursos y de personal.

¿Siendo un evento cultural tan importante, cuyo costo no es tan apremiante, tiene sentido desechar una propuesta así de atractiva?

La respuesta del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, fue la siguiente: “Chile asistirá a la Feria del Libro de Frankfurt como participante, no como invitado de honor. La decisión obedece a priorizar los recursos a fortalecer el ecosistema del libro y la lectura en Chile, con el objetivo de retomar la tradición de una Feria Internacional del Libro en nuestro país”.

Magdalena Atria, embajadora en Alemania, reconoce que “el Ministerio de Cultura remitió una comunicación oficial a la organización” a la Feria de Frankfurt, para explicar por qué rechazaba la invitación de honor.

Según el Ministerio de Cultura, comandado por el ministro Jaime de Aguirre,  “se consideraron motivos presupuestarios, ya que ser invitado de honor en esa feria significa una gran inversión, que acorde al lineamiento de austeridad, enfocaremos en gasto público para una iniciativa de alcance internacional en Chile que permita volver a posicionar a nuestro país como espacio de reconocimiento mundial en esta área”.

La respuesta chilena cayó como un balde de agua fría en los organizadores de la Feria. No sólo porque ya habían firmado una carta de intenciones en marzo en Chile; no sólo porque en las conversaciones previas Chile había pedido específicamente el año 2025; no sólo porque habían obtenido el visto bueno de la Presidencia y el Ministerio de Hacienda; sino también porque nunca un país había retirado su postulación a ser el país invitado especial a la feria.

Chile es conocido en el mundo por tener dos premios Nobel de Literatura, Gabriela Mistral y Pablo Neruda. También cuenta con una autora de fama mundial y millonarias vetas como Isabel Allende. ¿Por que se le cerró la puerta a la oportunidad de hacer brillar nuestra cultura? Es una pregunta que ronda entre los pocos que han conocido estas conversaciones.

“Obviamente esto crea un problema a la Feria, que se ve obligada a buscar otro candidato con muy poco tiempo, y al país candidato que deberá montar una exhibición aceleradamente”, dice una fuente del mundo editorial. Pero el agravante es que Chile dio una vuelta de timón en sentido contrario en el último momento, dañando el prestigio del país en estos eventos culturales.

Genera sorpresa, además, que Chile sí aceptó ser invitado estelar en la Feria del Libro en Buenos Aires de este año, con temas como el estallido social y los 50 años del golpe destacados ampliamente en la exhibición chilena.

¿Es tan costoso ser protagonista en Alemania? En la Feria de Frankfurt han participado como países invitados no sólo naciones súper ricas. Islandia, por ejemplo, organizó la sala con productos reciclados y no costó más de 250.000 euros. Todo está en la inventiva, añade alguien que conoce la organización germana. Otros ejemplos son Nueva Zelanda, Georgia o el país invitado este año: Eslovenia.

Para entender la magnitud de la inversión, un país normalmente tiene que considerar un gasto de 1.5 millones de euros en promedio en poner el pabellón de 2.300 metros donde se monta la exposición. Aparte hay que considerar los viajes, las exposiciones de cine, arte y otras actividades que son parte del programa.

Pero la feria garantiza ganancias: los libros son traducidos a muchos idiomas y así suben sus ventas. También hay oportunidades en áreas del turismo, gastronomía, música. Se eleva la industria cultural del país, la opción de destacar al país de manera positiva. Es una oportunidad única, aclaran conocedores del evento.

El ser elegido como país invitado abre las puertas a un número inmenso de contactos y allana el camino para la participación de la cultura chilena en ámbitos internacionales, que no son fáciles de acceder para un país pequeño como Chile.

Algunos datos: España fue la invitada especial en el 2022. Gracias a la Feria 284 títulos nuevos fueron publicadas en Alemania por 113 casas editoriales. 104 obras fueron traducidas al alemán gracias a un programa iniciado en ese lugar. 102 autores e ilustradores viajaron a Frankfurt para presentar sus trabajos. Paralelamente hubo 320 actos culturales y literarios, de los cuales 180 eran en la Feria. El stand ocupó 1,734 metros cuadrados.

Argentina, asimismo, fue invitada de honor en 2010.  Se tradujeron más de 1210 obras de aproximadamente 400 autores argentinos, a 45 lenguas, en 50 países.

Chile, obviamente, estará presente este año en la Feria del libro de Frankfurt, como un país más y tal como lo viene haciendo desde hace décadas. El tema especial será el medio siglo del golpe militar.  “El Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, a través del Fondo del Libro y la Lectura, abrirá una convocatoria pública mediante la cual se seleccionarán seis profesionales del libro para asistir a la feria en Alemania”, explican en la cartera.

El ministerio de Cultura agrega: “Cabe destacar que Chile tendrá un stand dedicado a lo mejor de la producción editorial nacional —diseñado por la ilustradora Alejandra Acosta como parte de la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado 1973-2023, en cuyo espacio se realizarán reuniones de negocios y actividades culturales”.

Con todo, no ser el invitado de honor en 2025 es -para muchos escritores y editores nacionales- una oportunidad perdida. “Era el candidato perfecto”, dicen en el mundo editorial.

Publicidad