Por Paula Comandari

Quienes conocen a Luis Larraín relatan que llevaba mucho tiempo intentando concretar su salida de la dirección ejecutiva de Libertad y Desarrollo, organismo que lideraba hace diez años. Una salida sólo iba a poder hacer cuando encontrara un “buen nombre” para sucederlo, algo que hasta ahora, explican sus cercanos, no había pasado.

Por eso, fuentes al interior del centro de estudios afirman que cuando se enteró  que Marcela Cubillos quería dejar el Ministerio de Educación -decisión que la exministra le habría transparentado al presidente Sebastián Piñera en diciembre pasado- comenzaron las sigilosas tratativas para intentar reclutarla. 

Tanto así, que la noticia de su desembarco la conocieron al interior del think tank recién esta semana, causando una total y absoluta sorpresa, porque nadie hubiese pensado allí que la persona que iba a suceder a Larraín iba a estar tan directamente vinculada al mundo de la política.

Estaba todo “cocinado” pero había que ser protocolar. Por eso ayer se agendó una reunión extraordinaria del consejo asesor, que sesiona dos veces al año, a las 11 horas en punto, hasta donde llegaron los consejeros Lucia Santa Cruz, Hernán Felipe Errázuriz, Francisca Alessandri, Hernán Buchi y Carlos Cáceres, entre otros. En ese momento, Luis Larraín, a quien se le veía radiante, presentó su renuncia al cargo, aunque seguirá vinculado a la institución como presidente del consejo asesor, sillón donde reemplazará a Carlos Cáceres.

El acuerdo para elegir a Marcela Cubillos como sucesora fue unánime, aunque conocedores de la interna del think tank reconocen que el remezón fue “fuerte”. También para el mundo de la derecha, donde reconocen que no hubiesen imaginado nunca una sucesión como ésta. En el sector no son pocos los que recalcan que no saben si ella es el mejor nombre para liderar al Instituto en estos tiempos.

Quienes conocen a Luis Larraín, sin embargo, dicen que su apuesta fue precisamente traerla un mes y medio antes del plebiscito, y no esperar a hacerlo después, de modo de “presionarla” a ser más moderada y menos combativa. Pero al interior de la coalición, ponen en duda que alguien como Cubillos logre poner marcha atrás a su fuerte y activo rol por el rechazo al proceso constituyente. 

Cubillos estuvo hace algunos años en el consejo de LyD, pero nunca tuvo un rol activo. Además, agregan en el oficialismo, se escapa del modelo clásico de los directores de Libertad y Desarrollo, que antes tuvo a Larraín, y antes a Cristián Larroulet, dos personajes ligados a la política, pero con un protagonismo mucho menor en la política dura y atrincherada que Cubillos, dice una persona ligada al centro de estudios. 

La preocupación se extiende a cómo va a operar la nueva triada: Cubillos a la cabeza, Bettina Horst, Subdirectora de Políticas Públicas; y Natalia Gonzalez, Subdirectora de Asuntos Jurídicos y Legislativos. Todas mujeres fuertes, con carácter, decisión y altos perfiles públicos. También se ha planteado inquietud de la “independencia” que va a tener LyD a partir del lunes, cuando asuma Cubillos, porque si bien, efectivamente la mayoría vincula la institución a la UDI -a un mundo liberal más bien conservador-, la decisión de traer a la ex ministra de Educación es hacer ese vínculo mucho más explícito.

Las cartas están echadas, y hay que verla en acción para saber el rumbo que tomará el centro de estudios.

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