Durante este sábado 21 de mayo, se realizó la tercera cuenta pública de la presidenta en el Congreso Nacional de Valparaíso. En su discurso, la mandataria defendió la "obra gruesa" de su gobierno.

Además de hablar sobre sus principales reformas, Bachelet también abordó el Proceso Constituyente, la violencia de género, y el conflicto en Chiloé. En la jornada, se puso énfasis en planes de inversión para superar la desaceleración económica.

A continuación puedes leer el discurso completo de la Presidenta Michelle Bachelet:

Queridos compatriotas,

Como cada 21 de Mayo, vengo al Congreso como Presidenta de la República a rendirles cuenta de mi gestión ante el país.
Vengo a hablarles a ustedes, ciudadanos y ciudadanas de mi Patria, a las familias, a los líderes sociales, a los trabajadores, a los empresarios, a los pueblos indígenas.
Vengo también a hablarles a los jóvenes, a quienes tomarán el relevo en la tarea de hacer grande a Chile.
Este es un ejercicio de transparencia democrática que nos hace bien a todos.
Voy a mostrarles lo que hemos hecho y lo que haremos. No quiero centrarme en cifras y más cifras. Estamos a mitad de mi Gobierno, y lo que quiero es poner nuestras acciones en perspectiva histórica.
¿Dónde estamos hoy, en qué lugar de nuestra marcha?
Chile es un país de progreso, una patria donde hoy su gente puede vivir en libertad y aspirar al bienestar. No es algo que nos haya caído del cielo, es el resultado de una larga historia de luchas y trabajo arduo.
Estamos orgullosos de Chile.
En las últimas décadas, después de recuperar la democracia, hemos construido un país con rostro nuevo. Un país que defiende los derechos humanos, con ciudadanos más conscientes y empoderados, con mayor prosperidad, oportunidades y protección social, con más diversidad cultural, integrado y valorado en el mundo.
Avanzamos como nunca antes. Y aunque tenemos una gran oportunidad de ser desarrollados, no hemos tenido todas las capacidades que se requieren para aprovecharla plenamente.
Durante demasiados años la productividad ha estado estancada y nuestra economía se ha centrado en unas pocas materias primas; nuestro sistema político no se adaptó a las mayores exigencias de los ciudadanos y permitió malas prácticas; la educación de calidad era sólo para los que podían pagarla; el Estado ha sido lento para actuar y los mercados han sido poco transparentes y poco competitivos.
Sobre todo, hemos sido un país muy desigual, con mucha discriminación, con prejuicios hacia las mujeres y poca tolerancia a la diferencia, donde la desconfianza se ha instalado como problema crítico.
Todo esto debilitó la cohesión de Chile, la fortaleza de su democracia y la capacidad de su economía.
Fueron los propios ciudadanos los que nos enrostraron durante largo tiempo las tensiones y obstáculos que se acumulaban.
Hoy algunos parecen olvidar que la sociedad nos pedía transversalmente, y nos sigue pidiendo, que escuchemos sus demandas y hagamos los cambios que exigen el desarrollo y la democracia.
Yo, como Presidenta, no lo he olvidado, y lo tengo presente cada día.
Escuché y comprendo la urgencia de las demandas y aspiraciones de los chilenos y de las chilenas. Quieren que haya más crecimiento económico y que sus frutos se distribuyan mejor, sin privilegios. Quieren que se terminen los abusos y las malas prácticas de algunos empresarios. Quieren sacar de raíz la corrupción, el cohecho y el poder del dinero del sistema político. Quieren que sean el mérito y los esfuerzos los que decidan las oportunidades y no el origen familiar o los pitutos.
Por eso propusimos reformas; por eso las estamos haciendo realidad; y por eso las vamos a llevar a buen término.
Tengo muy claro que asumí el mando de la Nación con un compromiso muy exigente. Que completarlo trascendería a mi Gobierno, y que necesitaría el apoyo de todos.
Aquí estoy para decirles que trabajamos todos los días sin descanso para cumplir la palabra empeñada.
En estos dos años hemos podido avanzar a paso firme porque no partimos de la nada. Nos hemos apoyado en los logros anteriores, en el trabajo responsable de muchos, en las enseñanzas de nuestra historia y en la fortaleza de nuestras instituciones.
Pero debo señalar también que ha habido resistencia a los cambios. Algunos no ven que hay que cerrar la grieta social que se ha formado en nuestro país.
Entiendo a los que sienten temor frente a los cambios, es normal. Es cierto que la desaceleración de nuestra economía y la pérdida de confianza en la política traen incertidumbres.
Pero este no es un argumento para paralizarse: si no hacemos los cambios todos juntos y ahora, las tensiones y obstáculos crecerán y frustraremos nuestra oportunidad de progreso.
Debemos confiar en Chile y sus ciudadanos, este es un país maduro y sensato. Nadie está dispuesto a arriesgar lo que ha costado tanto conseguir. Pero no podemos seguir haciendo más de lo mismo. Esto ya no es una opción.
Por eso nos hemos puesto en marcha. Y ahora, cuando nos encontramos en la mitad del mandato, tenemos la satisfacción de decir que hemos cumplido con gran parte de nuestros compromisos. Los resultados ya están comenzando a verse, como les mostraré hoy.

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¿Hemos tenido diferencias con algunos actores de la sociedad? Sin duda. Pero nunca hemos renunciado al diálogo. ¿Ha habido debilidades en nuestra gestión? Por cierto, y hemos corregido lo que nos parece razonable corregir.
Con hechos reales, ya empieza a concluirse lo que podríamos llamar la “obra gruesa” de nuestras reformas. Hemos llevado a cabo aquel conjunto de iniciativas que son la base para seguir avanzando, las que permiten superar los obstáculos más importantes, y las que tienen a la larga un impacto positivo y duradero sobre la vida de los chilenos y chilenas.
Obra gruesa es la reforma tributaria, la expansión de la cobertura preescolar y el inicio de la gratuidad e inclusión en educación, la carrera docente, las iniciativas para mejorar la productividad de nuestra economía, el fin del binominal y la partida del proceso constituyente, las nuevas reglas del juego para una política y unos negocios más transparentes y sin abusos, el reconocimiento a nuestras diversidades.
¡Hemos avanzado mucho en tan sólo 26 meses!
Continuaremos con las propuestas pendientes, menos numerosas, que hacen posible completar los cambios comprometidos. Hay también iniciativas que deberemos reprogramar, porque tenemos que considerar la restricción de recursos o la necesidad de formar acuerdos amplios. Y perseveraremos para que estos cambios que Chile requiere se consoliden y proyecten en el tiempo.
Para el tiempo que viene nuestra principal tarea es asegurar que cada reforma se lleve a la práctica correctamente, mejorando la gestión donde sea necesario.
Creo profundamente que los cambios que hemos emprendido son necesarios y tienen sentido, porque los ganadores son los chilenos y chilenas. Las generaciones de hoy y las de mañana.
Esta debe ser nuestra motivación como país, converger hacia una gran voluntad nacional para hacer real el futuro que nos merecemos.
Permítanme mostrarles cómo este avance al desarrollo se está haciendo realidad hoy en la vida de todos nosotros. Déjenme mostrarles que cuando Chile quiere cambiar para bien, lo hace.

Daniel Hojman y Alfredo Joignant analizaron el discurso de la Presidenta Bachelet

La reforma educacional ya está en marcha

Las familias chilenas conocen el valor de la educación. Saben que es el ámbito de las oportunidades y las esperanzas, y saben muy bien que en 2014 el panorama estaba lejos de ser lo que Chile necesita.
¿Acaso teníamos una educación que daba oportunidades equitativas? ¿Una educación que permitía que las grandes mayorías tuvieran derecho a una educación de calidad?
¿Acaso teníamos una educación que transmitiera valores de cooperación y solidaridad? ¿O una educación realmente al servicio del desarrollo de la nación?
Los chilenos y chilenas tienen claro que no se podía seguir esperando para realizar cambios de verdad.
Tenemos los recursos y el deber de invertir en el mayor talento de nuestro país, que son sus capacidades humanas.
El progreso demanda conocimiento. El desarrollo exige que todos puedan desplegar al máximo sus potencialidades. La cultura democrática requiere educación cívica, respeto mutuo y la experiencia de compartir con los otros. La cohesión supone que compartimos valores y horizontes comunes. Ese es el sentido profundo de la educación. Hacia allá debemos avanzar
Es por eso que hoy la Reforma Educacional está en marcha.
Se trata de una de las transformaciones más profundas en décadas al sistema educacional, comparable con la reforma de los años ’20, que garantizó seis años de educación obligatoria; o la reforma de los ’60, que la amplió a 8 años y garantizó el acceso a todos y todas a las escuelas.
Hoy Chile está dando forma a un sistema donde se pueda acceder a una buena educación desde la sala cuna a la educación superior y técnica. Mejorar el acceso y mejorar la calidad: esos son los dos principios que sustentan todas las iniciativas de la reforma educacional, las que ya son ley y las que lo serán antes que termine el gobierno.
Queremos que nuestros hijos e hijas, sin importar donde vivan, tengan alternativas reales para recibir educación pre escolar, algo esencial para equiparar derechos y abrirles un mundo de nuevas posibilidades. Toda la evidencia muestra que el apoyo y estímulo recibido en los tres primeros años de vida marcarán sus oportunidades en el futuro.
Por eso en estos dos años hemos creado más de 14 mil nuevos cupos en jardines infantiles y salas cunas. ¡Y en marzo 2017 habremos sumado más de 35 mil cupos adicionales!
Esto quiere decir que, en forma gratuita, los ciudadanos del Chile del futuro ya reciben estimulación y cuidados, en las grandes ciudades pero también en sectores rurales como Quirihue, Traiguén, Putre, Cisnes o María Pinto.
También queremos que los liceos, escuelas y colegios de su comuna les garanticen una buena formación, sea cual fuese su condición social o creencias personales.
En un proceso gradual, vamos a eliminar el copago, poner fin al lucro con recursos públicos y establecer un nuevo sistema de admisión sin discriminación.
Son las propias familias las que lo pueden decir: desde marzo de este año, más de 240 mil estudiantes ya no tienen que pagar ni matrícula ni mensualidad en sus colegios particulares subvencionados. Hasta la fecha 784 establecimientos pasaron a ser gratuitos sin mayores complicaciones, desmintiendo a los profetas del caos.
Pero los cambios abarcan muchos más temas que la gratuidad. La reforma a la educación se juega en las salas de clase, donde profesores y profesoras trabajan incansablemente.
A ellos les estamos dando el reconocimiento y las condiciones laborales y materiales que se merecen. Tendrán sueldos dignos, capacitaciones, más horas para preparar sus clases y nuevos métodos que motiven en sus alumnos el amor por el saber. Y pondremos énfasis en la calidad de su formación y estableceremos requisitos más exigentes para estudiar pedagogía.
Además, estamos entrando a la sala de clase con mejor material. Ya hemos entregado 194 mil computadores a los estudiantes de 7° básico de establecimientos públicos entre el 2015 y este año. Al finalizar este gobierno, alcanzaremos a 300 mil alumnos, conectados para aprender y abrirse al mundo.
También hemos entregado más de 18,5 millones de textos escolares que, a partir de este año, son además propiedad del alumno. Esto se suma a las 57 mil tablets distribuidas para prekinder, kínder y primero básico que apoyarán el desarrollo de las habilidades de estos auténticos nativos digitales.
Como sabemos que los directivos cumplen un rol clave en el mejoramiento de la calidad educativa, hemos creado dos Centros de Liderazgo escolar, que contribuirán al fortalecimiento de las capacidades en investigación, innovación y procesos formativos de más de 1.500 directivos escolares en todo Chile.
Finalmente, queremos que la universidad o un centro de formación técnica no sean privilegios de unos pocos o sinónimo de deuda insostenible, sino que la culminación del crecimiento personal de todo chileno y chilena.
Si hay algo que ha provocado un antes y un después para cerca de 130 mil familias desde este año, es el inicio de la gratuidad en educación superior.
Quienes estudian gratuitamente representan el 54,3% de la matrícula 2016 de alumnos nuevos en las universidades adscritas al beneficio. Cuando pensamos, por ejemplo, en la Universidad de Los Lagos o la Universidad Cardenal Silva Henríquez, donde más del 70% de los estudiantes de primer año tiene gratuidad, nos damos cuenta de la magnitud del cambio que estamos produciendo.
Este es un proceso en que no hay vuelta atrás. Enviaré el proyecto de Ley de Educación Superior el próximo mes. Fijaremos las reglas permanentes de la gratuidad y la manera en que aumentará la cobertura.
Desde el próximo año incluiremos a la gratuidad a los institutos profesionales y centros de formación técnica sin fines de lucro y acreditados por 4 años, para estudiantes de los primeros cinco deciles de ingresos. El año 2018 habremos ampliado la gratuidad hasta el 6° decil y luego la ley fijará los mecanismos para avanzar en cubrir los deciles restantes. Las condiciones de esta progresión quedarán establecidas explícitamente en la ley.
Junto a la inclusión, debemos dar un sustento institucional para asegurar calidad.
No puede repetirse el drama de estudiantes que ven derrochados sus esfuerzos porque a sus universidades no les importó la excelencia. Como tampoco podemos tolerar que los recursos públicos se malgasten o que a los alumnos se les ofrezca marketing sin fundamento.
Por esta razón, transformaremos la actual Comisión Nacional de Acreditación en un Consejo para la Calidad de la educación superior, que sea de verdad plural e independiente.
La acreditación, entregada por este consejo, será obligatoria, con criterios conocidos y públicos que aborden de manera integral la exigencia de calidad.
No olvidemos que además estamos creando dos universidades estatales en las únicas regiones que no tenían hasta ahora: O’Higgins y Aysén, porque el rol específico de la educación superior estatal es la integración, la excelencia y el compromiso con el desarrollo de todo el territorio.
Y para que la educación superior técnica sea cada vez más atractiva para nuestros jóvenes, ya es ley la creación de 15 Centros de Formación Técnica estatales, uno en cada región, con altos estándares y con una oferta formativa con alta pertinencia territorial. Así, en la región de Valparaíso, en las sedes de San Antonio y los Andes, se priorizará la logística portuaria, agrícola y mantención industrial, y en Ovalle las áreas priorizadas serán agroindustria y energías renovables.
Queremos cambiar la visión que hay sobre la formación técnica y reconocer su importancia estratégica. Para enfrentar los desafíos de productividad, competitividad e innovación conformaremos un Consejo Nacional de Formación Técnico-Profesional liderado por el Ministerio de Educación, junto a los Ministerios del Trabajo y de Economía, representantes de los empleadores, de los trabajadores y expertos.
Paralelamente, pusimos en marcha el Programa PACE, que apoya no sólo el ingreso sino que también la permanencia en la universidad o el CFT. A fines del Gobierno, las tres primeras generaciones que han participado en este innovador programa contarán con 11 mil cupos garantizados para acceder a la educación superior.
También tenemos que tener claro que para perfeccionar un sistema mixto de educación como el que existe en Chile, se requiere fortalecer la educación pública. Necesitamos que sea un ejemplo para el sistema educativo en su conjunto y que recupere el lugar que le corresponde, en el corazón de la República y de los chilenos.
Por eso se están llevando adelante programas específicos para mejorar la educación pública, en infraestructura, implementación deportiva, pero además en materia de aprendizaje y convivencia escolar, en particular el control del bullying.
Con el mismo propósito, presentamos el proyecto de ley que crea el Sistema Nacional de Educación Pública, que actualmente se discute en este Congreso. La razón es muy sencilla: la calidad de la educación pública no puede depender de las capacidades que tenga el municipio.
Chile debe contar con organismos especializados y con los recursos necesarios para cada establecimiento educacional. Es lo que harán los nuevos servicios locales de educación al dar seguridad financiera y acompañamiento a liceos y escuelas del territorio.
Junto con concluir la tramitación de los proyectos que actualmente están en manos del Congreso, la tarea principal para los próximos años es implementar esta gran Reforma Educacional: pasar de las leyes a las acciones concretas que impactan positivamente en las familias. Tenemos claro que para que esto sea posible, habrá que mejorar significativamente nuestra gestión.
Hoy tenemos el orgullo de decir que la Reforma Educacional dejó de ser una promesa. Es una realidad que estamos construyendo. Los resultados tomarán tiempo, pero lo lograremos con persistencia y unidad.

Nota del 1 al 7: así evaluaron nuestros columnistas temas clave del discurso

Sin crecimiento económico no hay desarrollo social

Así como hemos sido capaces como sociedad de mejorar la educación mediante una reforma integral, debemos poner la economía de Chile a la altura de las nuevas exigencias.
Debemos tomarnos muy en serio el crecimiento económico. De ello depende que haya más y mejores empleos, más prosperidad, que podamos ampliar nuestros derechos y oportunidades.
Sin crecimiento sostenido el progreso social termina siendo una ilusión.
Nuestra economía enfrenta retos que son más profundos que una mala racha pasajera en los precios del cobre. Pero la bonanza minera los ocultó. O dicho en forma más clara, algunos prefirieron no ver lo que se estaba incubando.
No podemos seguir haciendo más de lo mismo para pasar a una nueva etapa de desarrollo. Ni siquiera para sostener lo alcanzado hasta aquí.
Como Presidenta, sé que en el corto plazo nuestro esfuerzo debe estar puesto en generar empleos de calidad, porque el bienestar de las familias está primero.
A través del programa Más Capaz, ya han sido capacitadas más de 113 mil personas con cursos alineados con las necesidades de los diversos sectores productivos. Del total de beneficiarios, 70 mil corresponden a mujeres vulnerables que han sido capacitadas con el objeto de mejorar su productividad y desempeño, como también la oportunidad de potenciar emprendimientos que otorguen insumos a las economías locales.
Tenemos políticas macroeconómicas que estimulan la creación de puestos de trabajo, como lo hacen los países avanzados. Monitoreamos atentos la evolución del empleo y estamos preparados para activar la red de protección social y económica que hemos creado, tan pronto como sea necesario.
La construcción habitacional es un motor de actividad económica y empleo. Implementaremos un programa extraordinario para construir mejores barrios y viviendas con mayor estándar y más inclusión social.
¿En qué se traduce? 62 mil 500 nuevos empleos, 25 mil nuevas viviendas y una inversión fiscal de 430 millones de dólares en tres años.
Junto con estas medidas no abandonaremos el trabajo con sentido de largo plazo. Hemos identificado áreas de convergencia y acción común para tener una base productiva más sólida.
Esta es mi invitación hoy: hagamos un pacto por un crecimiento que se sostenga en el tiempo.
Sabemos que necesitamos mejorar nuestro capital humano con una educación de calidad y capacitaciones alineadas con las necesidades económicas: es lo que estamos haciendo.
Sabemos que Chile debe modernizar su economía. Eso significa más integración internacional, más productividad, más diversificación e innovación, mejor equilibrio entre crecimiento y medio ambiente: ¡los invito a hacerlo juntos!
Porque sin complementariedad entre el Estado y el sector privado, sin lazos de confianza entre empresarios, trabajadores y comunidades, todo esfuerzo será en vano.
Buscamos relaciones laborales justas, que propicien metas estratégicas compartidas entre trabajadores y empresarios. Por tal razón estamos comprometidos en fortalecer las organizaciones sindicales y hacer que las negociaciones colectivas sean más equilibradas.
La experiencia de los países que hoy son desarrollados así lo indica: el diálogo social es clave para combinar crecimiento e inclusión. Todos cedieron un poco, todos se esforzaron un poco más, y al final todos salieron ganando.
Estoy optimista, porque hemos visto cómo se ha instalado una visión y acciones comunes sobre uno de nuestros principales retos: elevar la productividad. Ya contamos con muchas y muy buenas propuestas, y lo más importante, hemos comenzado a hacerlas realidad.
Está en marcha la Agenda de Productividad, Innovación y Crecimiento. Y hoy puedo decir que más del 80% de sus medidas están en funcionamiento y produciendo resultados. Este Congreso ya está discutiendo el Proyecto de Ley que promueve las exportaciones de servicios y mejora el acceso al financiamiento.
Hay ámbitos cruciales que sirven de plataforma básica para el desarrollo económico. Hablo de la energía, la infraestructura y la conectividad digital.
Chile necesita energía segura, con fuentes diversas y más barata. Y lo estamos consiguiendo con diálogo y sentido de largo plazo.
Hoy se construyen más de 4.100 MegaWatts en centrales de generación y más de 2.700 km en líneas de transmisión. Nunca antes habíamos tenido un nivel tan alto de inversión en electricidad.
Además no se trata de cualquier energía, sino principalmente de energía limpia. En 2018 un cuarto de toda la capacidad de generación en Chile provendrá de fuentes renovables, como la eólica, la solar o la geotérmica. Es decir, cuatro veces más que en 2014.
Y al fin hemos podido iniciar la interconexión entre el Sistema Interconectado Central y el del Norte Grande, que nos permitirá superar un antiguo freno a nuestra competitividad.
Hemos incrementado la competencia con reglas claras y con la entrada de nuevos actores, y esto ya tiene resultados: los precios de electricidad licitada bajaron, lo que junto a los efectos de la ley de Equidad Tarifaria Residencial, quedará reflejado paulatinamente en la cuenta de la luz de los hogares.
Para graficar la transformación que está experimentando el sector, por primera vez en nuestra historia estamos exportando electricidad y gas a Argentina.
La infraestructura une a Chile, es calidad de vida y un puntal para nuestra productividad.
Eso es lo que representan, por ejemplo, los 3 mil 700 kilómetros de caminos básicos construidos estos dos primeros años. O que las obras en construcción del Aeropuerto Arturo Merino Benítez tripliquen la superficie del principal terminal aéreo nacional.
En los próximos dos años, licitaremos al menos 10 proyectos por 4 mil millones de dólares, entre los que destacan la Carretera de la Fruta, Américo Vespucio Oriente y la carretera Nahuelbuta.
Cumplimos 20 años desde que concesionamos la primera obra pública y llegó el momento de perfeccionar la institucionalidad para los próximos 20 años. Nuestro deber es garantizar que las obras concesionadas serán diseñadas y ejecutadas con el mayor rigor y calidad. A eso apunta la creación de la Dirección General de Concesiones, actualmente en discusión en este Congreso.
Y hemos propuesto la creación del Fondo de Infraestructura, que con un potencial de hasta 9 mil millones de dólares, busca facilitar el financiamiento de nuevas obras acompañando al sector privado.
La infraestructura de calidad se traduce en más integración en el territorio y más oportunidades de emprendimiento para el campo, la costa y las zonas turísticas.
Son los habitantes de sectores aislados los que ganan con la reposición del muelle de Puerto Sur de la isla Santa María de Coronel; la construcción del muelle multipropósito de Raúl Marín Balmaceda de la comuna de Cisnes; o el terminal portuario de Puerto Aguirre de Aysén.
La pesca artesanal es el sustento para miles de familias. Por eso hemos dado un impulso especial a su infraestructura. Terminamos las obras de la caleta de Puerto Williams y mejoramos las caletas de Hornos, Tongoy, Coliumo, Maullín, Maguellines de Constitución y Guardiamarina Riquelme de Iquique.
Por lo mismo, le he dado suma urgencia al proyecto de ley que agiliza la creación y asignación de Caletas en todo el territorio nacional.
Y en el caso puntual de Chiloé se finalizaron las obras en el muelle del río Chepu de Ancud; el terminal portuario de Puchilco de Puqueldón; la reposición de la rampa de isla Quehui de Castro; y la construcción de un terminal portuario en Apiao de Quinchao.
Los fenómenos climáticos y ambientales que impactan la actividad productiva son una realidad que tenemos que enfrentar. En estos días hemos conocido un episodio de inusual intensidad de marea roja que impide que miles de familias puedan desarrollar sus actividades ligadas al mar.
No han sido días fáciles para muchos compatriotas. Nuestro norte como Gobierno fue siempre uno solo: ir en ayuda de las personas afectadas con prontitud. Buscamos alcanzar acuerdos sobre la base del diálogo y la responsabilidad. Quiero agradecer la voluntad de los dirigentes de la pesca artesanal y alcaldes que trabajaron por buscar soluciones.
Como siempre, la ciudadanía merece toda la información y transparencia. Le he pedido a una comisión de científicos independientes del más alto nivel que investigue el fenómeno.
Con el fin de alinear nuestra normativa a las mejores prácticas internacionales de sustentabilidad y gobernanza, hemos avanzado en el proceso de revisión técnica de la Ley de Pesca. Cumplimos con la realización del proceso de consulta a cargo de la FAO, que contó con la participación de todos los actores involucrados.
Nuestro compromiso es perfeccionar la legislación pesquera, para asegurar la sustentabilidad de la actividad y el resguardo de los intereses de todos los chilenos.

Buscador de conceptos 2016: ¿Cuáles fueron los temas que más mencionó Bachelet en la cuenta pública?

Sin agua no hay desarrollo. Por eso estamos avanzando con obras concretas para asegurar agua para el consumo humano y para la actividad agrícola.
Estamos cumpliendo nuestro compromiso de aumentar en 35% la capacidad de acumulación de agua. Ya están en construcción los Grandes Embalses de Valle Hermoso, en la Región de Coquimbo, y este año comienzan las obras de ampliación del Embalse Los Aromos en el río Aconcagua. Se sumarán 25 Pequeños Embalses y los embalses Punilla y Chironta, actualmente en proceso de adjudicación y licitación.
Además de la energía y la infraestructura, la proyección de nuestra economía descansa cada vez más en lo que hagamos en conectividad digital.
Todos hemos hecho grandes esfuerzos para estar bien conectados: el Estado, las empresas y las familias. Y hemos tenido buenos resultados: hoy, de cada 100 habitantes, 76 son usuarios de Internet. Esto equivale a 12,7 millones de internautas, lo que nos sitúa en el primer lugar de América Latina.
Son muchas las iniciativas en curso, como el despliegue de la banda de 700 MHz, que ofrece conexiones más rápidas y de menor costo para los usuarios. O la instalación de tendidos submarinos y terrestres de fibra óptica para mejorar la conexión y abrir nuevas posibilidades de negocio en Los Lagos, Aysén y Magallanes.
También queremos garantizar una velocidad mínima de acceso a internet a través de un proyecto que está discutiendo este congreso, porque no es posible que los chilenos paguen por un servicio que no reciben.
De la misma manera, necesitamos que el uso de los datos en red sea seguro para las personas. Por ello enviaremos en las próximas semanas un proyecto de ley que crea una institucionalidad eficiente para garantizar una adecuada protección de los datos personales y públicos. Debemos encontrar un adecuado equilibrio entre transparencia y privacidad.
No podemos hablar de impulsar el desarrollo económico si no hablamos de las empresas de menor tamaño. Sabemos que ellas requieren de apoyos eficaces para aumentar su productividad.
Una de nuestras primeras medidas fue capitalizar BancoEstado y el Fondo de Garantías para Pequeños Empresarios, lo que permitió ampliar el financiamiento disponible. Así, el año pasado los créditos otorgados llegaron a más de 2,5 billones de pesos en total.
Pero el financiamiento no es suficiente. Necesitamos emprendedores con motivación y capacidades. Para ellos hemos creado una red de apoyos, con asistencia técnica, acompañamiento en la gestión, y vínculos con proveedores y clientes.
Ya están funcionando 4 Hub-Globales y 26 centros de co-work orientados al trabajo colaborativo. Además hay 18 Centros de Desarrollo de Negocios abiertos al público a lo largo del país.
Sin innovación es difícil hacer crecer las empresas. Muchos ya lo han entendido. Los beneficiarios de programas de innovación han aumentado muy significativamente. Y sólo el año pasado se incrementaron en un 80% las certificaciones del crédito tributario a la investigación y desarrollo.
Seguiremos trabajando para promover la innovación, dando un salto institucional al crear el tan esperado Ministerio de Ciencia y Tecnología, proyecto que será enviado el segundo semestre de este año.
Chile necesita más ciencia y conocimiento para fortalecer la economía, la democracia y la cultura del descubrimiento. 

Hay finalmente dos sectores que son parte de nuestra identidad y que necesitamos seguir fortaleciendo: la agricultura y la minería.
Ambas han sido pilares de nuestro desarrollo y ahora, enfrentan el desafío de estar a la altura de las nuevas exigencias de la economía global.
La agricultura chilena tiene un enorme potencial en la producción de alimentos sanos para el mundo y en el desarrollo forestal sustentable. Aprovecharlo exige concentrar esfuerzos en innovación, en sanidad e inocuidad, y en diversificación.
No hemos descuidado a la Agricultura Familiar Campesina, pilar de la vida en el campo. Junto con anular la deuda de miles de productores, rediseñamos los programas del INDAP para integrar y hacer más eficaces los instrumentos de apoyo tecnológico y financiero.
Retomaremos el diálogo tripartito para presentar este año un proyecto de ley que modificar las normas especiales para los temporeros y temporeras.
La gran minería, que seguirá siendo un puntal de la economía chilena, tiene las capacidades y la responsabilidad para encontrar nuevas posibilidades de negocio y crecimiento.
Nosotros como Estado hemos dado el ejemplo con nuestra principal empresa, Codelco. Cumplimos con capitalizar a la compañía, inyectándole 600 millones de dólares el 2015. Asimismo, hemos apoyado el gran esfuerzo de la empresa para reducir costos en 1.200 millones de dólares en sólo un año.
Chile es un país que garantiza las inversiones, y demanda que estas sean social y medioambientalmente sostenibles.
Como gobierno mantenemos la preocupación por la baja en el precio del cobre y su impacto en los pequeños productores mineros. Continuaremos aplicando el nuevo mecanismo de estabilización del precio del cobre por el tiempo que sea necesario.

Queridos compatriotas,
Como Presidenta tengo plena conciencia de las responsabilidades económicas del Estado. Más aún en un tiempo de reformas y en un escenario internacional complejo. Las estrategias de largo plazo requieren finanzas públicas.
Porque el populismo es lo opuesto a los cambios serios. Seguiremos en el proceso de consolidación fiscal gradual, con una reducción de nuestro déficit estructural en 0,25% del PIB por año.
El rol del gobierno no se agota en tener la macroeconomía ordenada. También nos hemos hecho cargo del descuido de iniciativas de largo plazo que fortalecían nuestra economía.
Hemos puesto en marcha los Programas Estratégicos de Especialización Inteligente para reimpulsar el trabajo público privado. Ellos han permitido identificar las brechas productivas en un sector o industria y concordar una hoja de ruta con acciones concretas y recursos claros para impulsar la competitividad.
Así, por ejemplo, en Minería de Alta ley, la meta es contar al año 2035 con 250 empresas proveedoras de clase mundial y exportaciones de bienes y servicios vinculados a la minería por más de 4 mil millones de dólares.
O, en Alimentación Saludable, se espera duplicar el valor de las exportaciones al año 2030. Ya se efectuó una inversión pública de más de 13 mil millones de pesos, y un aporte privado de más de 15 mil millones.
Seis de estos programas ya se encuentran en pleno proceso de ejecución: los programas de minería, energía solar, construcción sustentable, turismo y alimentos sustentables e industrias inteligentes, con recursos comprometidos por más de 43 mil millones de pesos. Muy pronto vendrán los programas de acuicultura y logística.
La atracción de inversiones extranjeras es una tarea ineludible del Estado, por eso creamos la Agencia de Promoción de Inversión Extranjera, la que lanzará su estrategia la próxima semana.
Para hacer que este foco en productividad sea permanente, y siguiendo una recomendación de la Comisión Nacional de Productividad, instruiré a la brevedad para que todas las leyes que sean iniciativa del Ejecutivo, incluyan una evaluación de su impacto sobre la Productividad.
Quiero decirlo con todas sus letras: una de las contribuciones mayores que puede hacer el Estado es mejorar significativamente su gestión. Pero también digo con humildad que hay mucho por hacer.
Tenemos que incorporar a más mujeres en cargos directivos. En 2013, sólo 4,35% de mujeres participaba en directorios de empresas del Estado. Le he pedido al Consejo del Sistema de Empresas Públicas que redoble los esfuerzos para alcanzar la meta de llegar a 40% de directoras mujeres.
Para impulsar la innovación dentro del Estado creamos el primer Laboratorio de Innovación Pública de Latinoamérica, GobLab, que busca soluciones creativas a problemas del sector público. Así por ejemplo se está creando una cuenta de la electricidad que sea más clara y transparente.
Para facilitar el trabajo de todos, este año enviaremos un proyecto de ley que crea la plataforma electrónica de trámites en línea con notarios y conservadores, para aumentar la transparencia y reducir tiempos de espera.
Hoy las empresas ya pueden compartir información tributaria con sus contrapartes. Y cuando en julio comience a operar el “Escritorio Empresa”, los emprendedores contarán con una plataforma electrónica que reunirá en un solo lugar todos los trámites que demanda su negocio.
Es imprescindible mejorar la gestión de los recursos hídricos. Necesitamos que el Estado cuente con mayores facultades de fiscalización y de gestión. Con ese fin, he decido hacer indicaciones a la moción parlamentaria sobre la Dirección General de Aguas. Además, actualizaremos la gestión y los procesos de la DGA.
Finalmente, un rol crucial del Estado es garantizar que los mercados funcionen y defender los derechos de los consumidores.
Ya enviamos al Congreso un proyecto de ley con controles estrictos y medidas severas para quienes transgredan el principio de la libre competencia. Y en ese mismo sentido, el fortalecimiento del Sernac busca darle más poder para cuidar a los consumidores. Confío en que el proyecto de ley, será aprobado prontamente.

Sé muy bien que estas convergencias que estamos promoviendo entre los actores de la economía requieren de confianzas: confianza en el cumplimiento de los acuerdos; confianza en que los costos y beneficios serán equitativos para todos; confianza en el marco básico de valores.
Chile atraviesa un momento de confianzas debilitadas en muchos ámbitos. Hay causas de larga data y otras más recientes. Pero tenemos una experiencia histórica profunda que nos permite afirmar que existen principios en los que podemos encontrarnos.
Sabemos que necesitamos de un Estado efectivo y mercados dinámicos y, sobre todo, que se refuercen y no se obstruyan entre sí.
Sabemos, como ha sido nuestra tradición jurídica, que son claves el respeto a la propiedad privada y el reconocimiento a su función social, y que al mismo tiempo requerimos derechos sociales que protejan a las personas y equidad para la cohesión de la sociedad.
Sabemos que debemos velar por el medioambiente y las comunidades a lo largo de nuestro territorio.
Y sabemos que todo eso se logra con instituciones fuertes, legítimas e independientes.
Estoy segura que podemos trabajar juntos sobre la base de estos principios.

Para terminar de leer el discurso completo, puedes ingresar aquí.

Transparencia y Desigualdad: Los conceptos que entraron y salieron del discurso presidencial

 

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