Recién la semana pasada nos sorprendimos por el hallazgo de un sapo extremadamente grande en el Parque Nacional de Conway en Australia, el cual iba a ser "reubicado" en el Museo de Queensland.

No obstante, eso no ocurrió porque, según una reciente publicación del Departamento de Medio Ambiente y Ciencia de dicho estado, el gigante anfibio fue sacrificado "debido al daño ambiental que causan". 

Se trataba de "Toadzilla" un sapo de caña que pesaba 2,7 kilos, siendo el ejemplar más grande de esta especie que se ha encontrado hasta la actualidad. Recibió ese apodo por Godzilla, el temible reptil ficticio al unir la palabra "Toad" (sapo en inglés) con zilla, en honor a la ficción.

 

 

No podía volver a la naturaleza porque este anfibio es considerada una de las mayores amenazas a la fauna del país y es una de las especies más tóxicas para otros animales, además, según la institución, este podría haberse comido "cualquier cosa que le quepa en la boca, incluyendo insectos, reptiles y pequeños mamíferos".

Otra de las razones del triste deslenace de este animal es que ha tenido "un grave impacto en los ecosistemas del norte de Australia", según explica el Departamento de Medio Ambiente y Ciencia de Queensland, puesto que, desde su introducción en el país de Oceanía en 1935, se ha multiplicado sin control siendo un peligro para esppecies más pequeñas.

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